No es como si no hubiera besado antes, ni tampoco era ajeno a la atracción. Era enteramente, culpa de Cempasuchil su evidente nerviosismo. Su rostro estaba completamente sonrojado y cuando él le tomó de la mejilla, quizás pudo notar el calor de su piel. — Te... Eché de menos, ¿sabes? —Susurró, apenas para que él pudiera escucharlo, rozando sus labios con los ajenos.

— ¿Que? ¡Ah, Sun! ¡Que sopre-! — No pudo terminar la frase cuando sintió el tirón. Su cuerpo se dejó llevar por el menor siguiendo hasta topar con sus labios, suaves y carnosos pero el impacto fue tan inesperado que la sensación fue veloz. Parpadeó, y echó sus hombros atrás para relajarse al separarse un poco.
— Ven, con esa misma emoción pero es más suave..— Sugirió tomándole del pómulo.

— ¡Te dije que si me veías así, te iba a besar!— Había dado un par de pasos hacia atrás, pero finalmente consiguió el coraje suficiente; tomó al mayor por los hombros y estampó un beso torpe sobre sus labios.