-Ya no sabia que tan lejos estaba, tampoco le importaba mucho. Seguiría corriendo hasta que sus piernas colapsarán y el cansancio la dejara inconsciente. Era lo que mas deseaba la muchacha, su uniforme estaba sucio de tierra y hojas de las veces que había caído antes, rasguños en los brazos y piernas gracias a los arboles y piedras que se cruzaron en su camino. Sus manos tenían sangre, la sangre de uno de sus compañeros de clases.
Podía sentir aun la mirada de horror de sus compañeros, escuchar los gritos... Ver la sangre del brabucón en su mano luego de haberle cacheteado, o mejor dicho...
-Sentia como eran rodeada aquella cueba, se sento sobre una piedra abrazandose las piernas, si hubiera corrido a su casa en vez de el bosque estaria en casa comodamente... No escondida por su vida-
Mi vida es un desastre andante...
-Dijo en un suave murmullo apretando sus piernas escondiendo su rostro en ellas rogando despertar en su habitacion luego de esa pesadilla-
[center]Los minutos transcurrían con cada vez más ansias. Habrían pasado horas suficientes para que los cielos se oscurecieran, iluminados únicamente en aquellos bosques por el fulgor plateado de la madre luna, destellando entre toda umbra. El paso del cronos para el Cainita, se habría echo eternidad vivida en aquellas horas en las que la bestia en su interior, azotaba la jaula de su interior con cierta inquietud, sin embargo, aquel estado de meditación forjaba de fortaleza aquellos fierros imaginarios de la misma para soportar el advenimiento del frenesí en sí mismo.
Momento propicio es en los que siente la compañía de sus hermanos de estirpe en las afueras de la caverna. Avanzó con la gallardía característica del Conde hacia las afueras, con mayor seguridad ante la compañía de aquellos 4 Vástagos. Su Coterie (grupo) de misión.
[c=#660000][b][i]— ... Gutten natch, Coterie... Espero que vuestra ansia este acorde a la circunstancia... Agradezco vuestra colaboración
- Los enemigos se iban preparando para el ataque, alertas ya que el entorno parecía demasiado fácil teniendo en cuenta al enemigo en cuestión. Por lo cual con precaución y atentos a cualquier cambio. Tampoco podían desaprovechar el tiempo de luz que le quedaba -
-La joven continuo el descenso, pero se detuvo al persivor el aroma de los lobos... Ya estaban rodeados... Si salia le perseguirían hasta matarla. Se detuvo a pensar con atención lo que debía hacer ahora-
Dejaba obrar con completa libertad a la joven, sin oponerse en lo absoluto a el accionar de la misma.
— ... Que la venidera noche le otorgue protección... —
Meditativo y menguante era la actitud del Matusalén. Su ansia comenzaba a inquietarle al interior de su mente pues había realizado ya varios movimientos y el solo echo de moverse a plena luz del día, le significaba un desgaste aún mayor. El deterioro era visible en su atlética figura, de la que su capacidad muscular se había reducido un tanto, como el tono de su piel pálido-grisácea también denotaba un súbito envejecimiento.
Permaneciendo erguido y centrado, escuchó gracias a su percepción aumentada el avance de la manada desde la desembocadura de la colina. Sin embargo, a las afueras de esta, aparecía la figura de 4 entidades vestidos completos de negro, diferentes estilos pero todos con una cobertura en sus rostros y sin piel visible ante el día.
-El ultimo comentario del hombre le taladro profundo ya que sabia que era la verdad era un estorbo, en silencio se levanto de la cornisa y paso junto al hombre cabizbajo inconscientemente para caminar a la parte trasera donde se encontraba la ruta trasera a los pies de la colina, ayudándose de su vista felina para bajar por la oscuridad sin problemas-
-Mientras que a los pies de la colina algo alejado la manada planeaba una forma de como subir rápidamente para emboscar al enemigo en un lugar sin salida, por lo cual esta empezó a rodear el lugar-
— ... Perfecto... No tengo intenciones de retenerle... Aproveche que ninguno de los dos grupos todavía llega, para que alcance usted a hacer retirada... —
Se denotaba por el tono de la nubosidad a las afueras del refugio, como iba llegando paulatinamente el ocaso, siendo de este de un grisáceo que se iba obscureciendo con el paso de los minutos.
— ... No falta demasiado para que se desate el caos... Será mejor que no esté aquí para dicho momento, por cuanto usted misma ha confesado ser un estorbo, mas que una ayuda... —
— ... Comprendo... Sin embargo, tendremos que estar dispuestos a enfrentarlos de igual manera... Nuestros olores ya están en sus narices y no descansarán hasta exterminarnos... Sólo tienen una visión de nosotros como amenaza... —
Daría un ultimo comentario, manteniendo la calma y la meditación para tratar de localizar el punto entre la manada que rastreaba el bosque y sus compañeros Vástagos que yacían a una lejanía similar con respecto a los primeros.
Fundía sus orbes debajo de sus parpados, sellando su mirada de el reflejo diurno que daban las horas a las afueras de aquella caverna. Pese a la alta tolerancia que el Matusalén tenía sobre el mismo, la molestia y el peso de la luz del día reflectando en su mirada era inherente y propia de la maldición de todo Cainita. Acto seguido, asentía a las palabras de aquella.
— ... Haré lo posible por cuanto a su petición, Joven Cryztal... La persecución no tiene que ver más que con un rechazo a ciertas negociaciones que tratábamos de entablar con una de las manadas de la ciudad... Estuvimos incluso dispuestos a hacerlo en condiciones que para nosotros los Vampiros son "anti-naturales", más el alfa de la manada se ha puesto en desacuerdo y un compañero de nuestro grupo desató la tensión ante la negativa... —
Respondía para la muchacha mientras volvía a asentir ante las indicaciones de la muchacha...
