CottonCandy1582653

Les mandaron el Link de una historia que estaban seguros que le gustaría a su hermoso caramelo.

─ Jah...─ fue más cómo una exhalación que una risa.

No apartó la mirada de la mujer, quien en su rostro no mostraba miedo, no mostraba preocupación o cualquier emoción humana ante esta situación. El jefe de los mafiosos era un sujeto singular, un tipo de persona con quién la muchachita seguramente nunca había cruzado.

Sin dar explicación de sus actos y ante la mirada atónita de los hombres a su cargo. El jefe dio unos pasos hacia la mujer y el subordinado que yacía en el piso convulsionando. Mientras lo hacía sacó del cinturón una pistola del tipo revolver, tiró del martillo con el pulgar y soltó el disparo justo en la sien del hombre en el suelo terminando con su vida. Todos guardaron silencio.

A veces las palabras salen sobrando cuando un simple movimiento de un dedo puede dejar mejor explicado la importancia de no jugar con alguien cómo él.

─ Sígueme, niña ─ pronunció sereno. Enfundó nuevamente el arma, se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el fondo del lugar, en dirección a una camioneta hummer negra blindada.

Subió por la puerta trasera acomodándose al costado izquierdo y dejando la puerta abierta para que la mujer pudiese ingresar también.

Aquel hombre le observaba, con esa mirada fría, sin expresión, con un par de ojos azules tan profundos cómo el océano. Sus rasgos notoriamente eran asiáticos, cabello negro, piel pálida, labios gruesos y rojizos; un hombre apuesto en muchos sentidos. Este le miraba fijamente, atraído por esos ojos tan fuera de lo común.

─ Jhm ─ fue cómo una risa muteada, un golpeteo de aire dentro de su pecho, audible sin necesidad de abrir la boca.

─ 彼女を殺す (mátala) ─ pronunció con suma tranquilidad. Le miraba a los ojos cuando pronunció las palabras que habrían sentenciado la vida de la mujer.

Uno de los hombres a su lado desenfundó una pistola, cortó cartucho y le apuntó directo a la cara.

[code]─ ¿No pueden hacer nada bien? Díganmelo, para que yo vea qué carajo hacer con estos imbéciles ─ exclamó sumamente enfadado, con una voz rasposa.


─ Señor, por favor, no haga nada, ya está por llegar el jefe ─ dijo una voz más aguda que la primera, pero seguía siendo una masculina.

─ ¡Llegó, llegó! ─ se escuchó una voz a lo lejos.

La misma voz rasposa, ya con un tono sumiso se escuchó ─ Buenas tardes, señor. Bienvenido. Le esperábamos para que usted decida qué hacer con ellos.

Una voz profunda y masculina se pudo escuchar unos instantes después de la anterior.
─ Retiren la venda de los ojos─ ordenó.

─ Tú eres el que decidió traicionarnos. ¿Qué pensaste que pasaría? ─ la misma voz profunda cuestionaba. Una pequeña risa ahogada se escuchó─ Adiós.

Hubo un instante de silencio y una detonación de arma de fuego resonó en el lugar.

─ ¿Y qué hacemos con la chica? ─ cuestionó el hombre de la voz rasposa.

─ ¿Qué chica? ─la voz profunda preguntó.

Varias pisadas se acercaron y de pronto, alguien retiró la venda de los ojos de la chica, todo se veía borroso hasta que la luz volvió lentamente.[/code]