Todos saben que se debe dejar quieto, lo que no esta tranquilo, pues puede que sea una maldita bomba de tiempo a la espera. — ¿𝐐𝐮𝐞 𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐦𝐞 𝐡𝐚𝐬 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐨? — Hablo a aquellos ojos que se dejaban ver entre el manto de la noche. —¡𝐂𝐨𝐧𝐭𝐞́𝐬𝐭𝐚𝐦𝐞! —Su cuerpo estaba cubierto de picaduras venenosas, pero... Había algo mas, algo, se arrastraba bajo la piel del menor, desgarrando su piel; que lastima no era el huésped perfecto al parecer hasta un mal sabor tenia... Perigeos... Nadie lo mando a intentar abusar de ella, ahora que se abstenga a las cuentas.
Aquel chico paso a segundo plano, siendo ignorado por completo por madre he hija, resultando para el incluso mas doloroso, acaso era cierto ¡Moriría de esa manera! ¿que mal había hecho? ¡No hizo nada! en su negación él era inocente, y en dado caso de no serlo ¿quienes eran para juzgarlos? eran dioses, en su corazón aparecía el instinto mas bajo de todo ser humano. —𝐄𝐬𝐚 𝐩𝐮𝐭𝐚 𝐞𝐬 𝐥𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐭𝐢𝐞𝐧𝐞 𝐥𝐚 𝐜𝐮𝐥𝐩𝐚 ¡𝐘𝐨 𝐧𝐨! 𝐞𝐥𝐥𝐚 𝐩𝐨𝐫 𝐬𝐞𝐫 𝐭𝐚𝐧 𝐫𝐚𝐫𝐚 ¡𝐘𝐨 𝐧𝐨!— El cuerpo del menor ya ni podía moverse, el veneno lo paralizo, siendo un bloqueador para que sintiera dolor, es decir; se miraba a si mismos ser comido pero no podía hacer nada al respecto solo mirar, gritar, llorar y maldecir.
Estando atenta a las palabras de su madre, Cotton sonrió, su padre no estaría enojado y su madre no mostraba señales de estarlo tampoco. —Tendré mucho cuidado mami, lo prometo.— Solo ha conocido una parte de su familia, mentiría si [...]
