— A diferencia señor zumbador me agrada que vengas.— Aclaro con calma mientras seguía jugando con una de las hebras de su cabello.

—Si ocupas me retire solo tienes que decirlo. Haré como abejita y me iré zumbando de aquí.— Soltó una risa sincera ante su propia idiotez para luego añadir. — Bzzz bzzz.

𝐑emolineo en su dedo indice una hebra de su cabello rosado. — Soy bastante observadora.— Ladeo un poco su cabeza, soltando una risilla encantadora cuando hizo aquel comentario, ese tiro no era para ella. — Ohh pues si quieres llamo al dueño de estas tierras.—

—Tengo la nariz fina, Dulce. Agradezco la observación— Le sonrió de la misma manera mientras miraba alrededor para luego hablar con veneno en la lengua. —Hoy no me tocó ver a ninguno de tus pretendientes.

— Tal fue que me lo imagine pero la veo mas respingada.— Sonrió con amabilidad pero con un sub-matiz de malicia, cruzando sus brazos pues quería ver hasta donde podía llegar con sus mentiras.

—¿Por qué crecería? Siempre digo las cosas de verdad. Solo digo mentirillas piadosas— Soltó una risa pequeña e hipócrita mientras miraba a la mujer. Estaba más que seguro que le atrapó en el movimiento pero no iba a dejar de mentir.

𝐐ue bonito le parecía al verlo esforzarse por sonreír cuando ambos saben que su naturaleza era bastante estoica, espanto las mariposas de su frente y estas se acomodaron en su cabello. — Obe esa nariz creo que acaba de crecer.—

—Aunque es una falacia, me alegra te guste mi estilo— Sonrió forzadamente. En realidad le daba asco pero así era él. Una mentira con piernas

— Es que es muy bonito.— Comente con una sonrisa enmarcada en sus labios.

—Me siento halagado que imites mi estilo, Dulce.