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El señor Smokin es muy inteligente no crees papi.— Concluyo una ves estaban en casa recibiendo al pequeño entre graznidos que pedían su premio y por supuesto su felicitaciones por haber cumplido con una misión importante.
Regreso sano y Salvo -las otras escolopendras estaban siguiendo de lejos al pingüino también el ya era una clara parte de la familia.-
𝓗a intentado con casi todo para quitársela, pero su corazón no le da para ser mas estricta con el. Ya intente usando rociador de agua pero solo se sacude.— Nuevamente el pequeño emprendía su travesía al laboratorio, graznando a un hombre interponerse en su camino diciendo en su idioma "Quítate" y seguir con su marchita. Para volver ellos en conjunto moverse.
Veo que esa costumbre será imposible quitarla -recordo que ese fue el que le bajó los pantalones deportivos de su pareja cuando visitaron el zoológico aunque estaba centrado en lo que haría el pingüino a continuación-
Exactamente dos semanas enteras.— Si tenían que parecer espías saco dos gafas de sol al estilo "hombres de negro" Sin perder se su vista su mascota que entrego la nota a una vendedora y... Tironeo todo el camino su pantalon hasta que el entrego el botín y a su ves esta lo guardo en su morralito y tomo el dinero.
Parecemos espías -ve como decoro al pingüino e inicio su persecución no negaba que se veía tierno como caminaba con cuidado a la tienda de dulces- cuánto tiempo te tomo para enseñarle ese truco?
𝓒amino hacia su papá, se pudo de puntitas y le dio un pequeño beso de cariño por supuesto luego que escucho sus palabras bajo al señor smokin, pidiendo a uno de sus hermanos que si por favor le traían el morralito de gatito que usaba el mismo para ir por los dulces. Bien primero le colocamos su morral pues sin manos no puede tomar o guardar los dulce.— El pequeño se quedaba mas quieto que una estatua mientras le colocaban su morral, sabia saldría a pasear. Luego una notita que llevara en el pico y por supuesto un monedero de Kurimi con los yenes.—

Y sin mas teniendo al señor Smokin listo y campante emprendió viaje hacia la dulcería a su vez Candy tomo la mano de su padre para que siguieran al pingüino así podía ver con sus ojos lo que hacia el pequeño.
Mucho dulcecito -le acaricia la mejilla y le da palmadas al pingüino- muéstrame cómo lo enseñaste a comprar
—¿Mucho, mucho?— Pregunta mirando ilusionada a su papi tomando a su mascota entre sus brazos.
-aquel pingüino aletea un poco- que aprenda nuevos trucos está bien además dulcecito estoy orgulloso de que lo cuides

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