— No lo hago.— Respondió de manera fría y cortante, girando su cabeza al escuchar el jadeo he movimiento de la cola de Yuki que hizo que la menor sonriera como siempre. — Repetiré mis palabras estamos seguros aquí pero para calmar tu miedo saldremos.— Los insectos al escuchar a la pequeña abrieron paso entre las zarzas espinosas como si estuvieran en un cuento de hadas, paso su mano por el pelaje de Yuki para indicarle que era momento de salir de aquel lugar antes que le diera algo a Ari.

La que debe salir de entre las espinas eres tu, la que corre peligro eres tu vamos sal de allí. — Le pido con un tono preocupado pues sabia el daño que las espinas podían hacer, pero inmediatamente que la mejor hablo sus ojos se enfocaron en un par de orejas que resaltaban hasta que el cuerpo del lobo se alumbro.— Lo mismo va para ti Yuki salgan de ese lugar ante que una espina se les entierre por accidente.

Siempre estaba cerca de ella, a donde fuera estaria, asi que alzo las orejas inclino el rostro al ver al muchacho a quien movio la cola.

𝑬ntre las zarzas en flor Candy se encontraba dormida hasta que el sonido de unos pasos la despertó. — Jum~¿Quien esta alli?— Pregunto, aun se sentía entumecida debido al sueño pero al aclararse todo descubrió que se trataba de Ari. — Tío deberías estar en casa no es seguro.—

Can-dy.... —No podía creer que la encontró, la menor resaltaba entre las flores, más lo que llamaba su atención resultaba ser que estaba rodeada de espinas y estas no le hacían daño.