Recordó las palabras de su abuela, no debía entrometerse en el camino de Nytric quedándose quieta en su lugar para no serle una molestia. — Esos adornos son regalos de mi Abuela la ñoña eres tu.— Abrió los ojos como platos al ver cuando la levantaba del suelo como si fuera una pluma.

—bajo sin más de aquellas ramas del árbol primeramente mando al cocodrilo lejos de la vista de todos los presentes con una gran patada luego de aquello camino hacia la azabache y la levantó por el cuello de su camisa haciendo que sus pies no tocaran el suelo.—

Veo que siempre habrá personas que molestan ¿No?

—la reconoció debido a un trato que hizo hace tiempo con su ama más no llego a efectuarlo por razones personales.—

Este broce ¿porque debería? tu cabello se ve mejor sin adornos ñoños. Ignoraba la presencia masculina, ya lo ha visto antes cerca de Viviana pero ahora estaba centrada en algo mas importante. Tranquila solo fueron unos mechones, calva no quedaras al menos no por un tirón bago de cabello. Con una señal hizo que Lapxis saliera del riachuelo dirigiéndose hasta donde se encontraban.

Algunos de sus mechones quedaron prendados en su broche, haciendo una expresión de dolor, esa mujer ¿que tenia contra ella? ¿no sabe comportarse? — Si, me gusta como me visto ahora si eres amable de regresare mi broche.— Elevo la mirada no sabia que aquel hombre estaba justo entre las ramas de un árbol, pero su presencia se hizo notar.

Eres molesta.

—cerro su libro para llamar la atención ya que estaba ubicado entre las ramas de un árbol observando el comportamiento de la azabache.—

Porque le era divertido molestar a la menor, esa era su razón. Inclinando su cuerpo Dalia le arrebato aquel adorno en su cabello tan ñoño. Quería ver que hacia la hija de Eva, y ver si traía a Lapxis conmigo. Aquel cocodrilo se encontraba nadando en el riachuelo alimentándose de los peces. ¿Te gusta vestirte así?

Se encontraba en el claro un lugar bastante calmado y tranquilo, escuchando el pequeño riachuelo que se encontraba cerca; aquel era uno de los sitios predilectos de la pequeña debido a que no solo la rodeaban insectos si no la fauna que reinaba en aquel claro. — Me encontraste pero ¿Por qué?—

Te encontré de nuevo pequeña Cotton. Sonrió a la menor llamando su atención el como siempre estaba vestida, con razón es confundida con una muñeca.