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CondeEmilianBarthdiemIi · 36-40, M
Volviendo a revelar el grisaseo de sus intimidantes y punzantes pupilas, levantando su servid al unisono, reservó las expresiones -que eran tan escasas y casi nulas en el Cainita- de su fas, evitando demostraciones en un sector tan en desventaja, pese a que las horas nocturnas y la oscuridad que envolvía y teñía de tonos azulados, morados, grises y negros el follaje de todo aquel puro paraje. Únicamente, se limitó a reverenciar la propuesta de su interlocutora.
— ... No podría tener quietud, por cuanto estos no son vuestros dominios, pese a que estamos en territorio conocido por usted... Será un honor y placer acompañarle y colaborar en que usted necesite.. —
— ... No podría tener quietud, por cuanto estos no son vuestros dominios, pese a que estamos en territorio conocido por usted... Será un honor y placer acompañarle y colaborar en que usted necesite.. —
CondeEmilianBarthdiemIi · 36-40, M
Por cuanto sus intentos de persuadir a la calma a la mujer le fueron infructuosos, soltó los hombros de la misma, liberándose también del enorme esfuerzo que le significaba tener contacto físico con alguien más, observando el rostro níveo y delicado de aquella.
— ... Le recomiendo no desenfundar armamento en este punto limítrofe, Meine Dame... De igual manera, dicha entidad que dio a mostrar la bestia en mis ojos, ya ha abandonado el lugar... Mis disculpas por lo anterior... —
Pronunció la anterior apología, dando pasos en retroceso y bajando su servid, junto con el cerrar de sus orbes.
— ... Le recomiendo no desenfundar armamento en este punto limítrofe, Meine Dame... De igual manera, dicha entidad que dio a mostrar la bestia en mis ojos, ya ha abandonado el lugar... Mis disculpas por lo anterior... —
Pronunció la anterior apología, dando pasos en retroceso y bajando su servid, junto con el cerrar de sus orbes.
CondeEmilianBarthdiemIi · 36-40, M
Procurando cautela en la situación, como también el cuidado tanto anímico como integro de su acompañante, tomó acción por aquella, tomando los hombros ajenos en ambas palmas -frías, propias de un cadáver andante y ásperas por el manejo del arte mercenario y de la guerra al que se dedicaba- para conducir la posición de la bella mujer acompañante a una contraria, donde no tuviera oportunidad de visualizar lo que su mirada había reflectado antes.
— ... Descuide... Será mejor que nos adentremos en el bosque... Es zona más segura para vuestra merced... —
Animaba ahora mediante leves impulsos con las mismas manos a un avance en conjunto a aquella Elfa.
— ... Descuide... Será mejor que nos adentremos en el bosque... Es zona más segura para vuestra merced... —
Animaba ahora mediante leves impulsos con las mismas manos a un avance en conjunto a aquella Elfa.
CondeEmilianBarthdiemIi · 36-40, M
Yacía reflectado en sus orbes envueltas del pigmento carmesí -transformadas por el despertar de la bestia que presentaban los Vástagos- la imagen de cierto enemigo. Sin embargo, en un abrir y cerrar de los mismos volvieron a cambiar de tono al grisaseo intenso que tenían naturalmente aquella cortante y afilada mirada, la que era dirigida a dicha Elfa amiga.
— ... Meine Akateh... Ha regresado... Pensé que tomaría mayor tiempo vuestro retiro... —
Algo de sorpresa se apreciaba tanto en su inexpresa faz, como en la grave afinación de su tono vocal.
— ... Meine Akateh... Ha regresado... Pensé que tomaría mayor tiempo vuestro retiro... —
Algo de sorpresa se apreciaba tanto en su inexpresa faz, como en la grave afinación de su tono vocal.
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