—Las emociones son un camino difícil, si las mostramos, nos volvemos vulnerables, pero también, potenciamos lo que sentimos cuando nos coordinamos con el otro. Es un arma de doble filo, y en mi particular forma de ver, lo que realmente te puede lastimar, o sanar. —Espetó aquello como un recuerdo congelado entre su más recóndito interior.
—Sí, son adorables. Debo admitir que tienes un corazón bello, tu aura es... radiante. —Esclareció, no sólo hablarle así a nadie. Pero en este presente, merecía ser confesado.
Le encantaban los animales, eso era un hecho, saltaba a la vista por el entusiasmo que ponía en atender las diferentes zonas de la cabecita y el lomo del gato. Sin embargo, jamás se permitió tener una mascota por el miedo que las relaciones afectivas le daban, así que, era algo nuevo para ella poder tener ese contacto y que fuera bien recibido. Podía ser peligroso para su modo de vida, por lo que, se detuvo poco a poco.— Si, enserio, son muy parecidos. Son adorables. —
El felino se dejo corteja mientras el rubio confuso miraba la escena algo "decepcionado" pero soltando una sutil sonrisa al saber que Alessandra poseía una energía positiva que atraía el cariño de un gatito que sólo entiende un único lenguaje.
—¿E-Eh? ¿A mí? No.. no soy un gato. —Mencionó intentando evadir el cortejo, de forma inútil porque ya estaba rojo.
Estuvo a la espectativa para quitar su mano en caso de ser necesario, odiaba las cicatrices pero, cuando lo miro tan dócil también ella relajo su postura para darle mimos mucho más suaves aumentando su otra mano para mejorar la sensación en el felino... O esa era la idea.— Que hermoso es... Se parece a ti... —
Apenas se percibió una pequeña risa del rubio en cuanto la ajena intento acariciar sus orejas. No obstante, pese a que por un momento creeyó que le daría un pequeño rasguño; el gato se dejo mimosear sin miramientos.
—Qué fácilote eres Ramsés... —Murmuró, aunuqe parecía más que nada que quería llevarle la contraria.
