¡No es verdad! ¡Ustedes engañan a las almas, para luego tenerlas aprisionadas en el Infierno! -Grita cargado de cólera

Pero si vengo en busca del amor y la compacion qué sé arma en mi reino de lujuria

...Entiendo. -Suspira con resignación, guardando su espada y el agua bendita, fulminando al demonio con rencor una última vez. -El reino de los cielos prevalecerá muy pronto, demonio...Arrepiéntete, antes de que sea tarde.

- Hermano Frollo... -murmuré antes de girarme y mirar de frente al demonio ante nosotros- Los seres como él se alimentan de nuestra desesperación y odio; profecemos amor y compasión, se irá solo, si no es purificado, al menos vagando en busca de seres más débiles.

¡CALLA, DEMONIO! -Le espeta al demonio lujurioso, luego de escuchar a la hermana Lune. -Pero hermana...¿Qué hacemos con los demonios como él?

Mucho hablar poco actuar mejor vamos a una orgia hay unas nenas humanas muy buenas por aquí y se tiene hombros para todos los gustos

- Frollo... -me acerqué lentamente a él, apoyando mi diestra con suma delicadesa en el rostro del mayor, sonriendo con dulzura y amabilidad- Hablemos de Dios, guiemos y ayudemos. Esas almas desgraciadas no necesitan más rencor en su vida, sino el amor que tanto nos da día a día nuestro Padre Celestial. Hermano Frollo, seamos compasivos con estos corderos descarriados.

Hermana Lune...Pero, tenemos que hacer el trabajo de hablarles de Dios y María. -Baja lentamente el rostro, apenado por la reprensión de la religiosa fémina. -¡Los demonios sólo harán estragos en este lugar!

- Oh, Frollo, supieras que nadie más que Nuestro Creador tiene el poder de juzgar el alma de las personas. Nosotros somoos solo siervos, herramientas para ayudar a los desvalidos e impuros que buscan el perdón y guía de Dios.

¡Deja en paz las almas de este lugar! ¡La Iglesia ya ha llegado para acabar con el imperio diabólico que tú y tus demás acompañantes demoníacos han implantado aquí! ¡Ya ustedes no tienen la autoridad ni el poder de tomar estas almas! ¡LARGO!