— Asiente con suma suavidad, dispuesto a seguirle hacia la habitación, solo quería descansar y olvidar aquel momento, solo se sentía un poco confundido.

-acaricia la cabeza de wei Wuxian mientras observa a wen Ning-

Preguntar que le has hecho es inútil en tu estado, por favor regresa a la habitación que te he dado y esta vez no escapes yo estaré vigilando tu estado Ning

-sujeto con firmeza al conejo en medio del abrazo tratando de que se calme-

Esta bien respira tranquilo vamos a la habitación

— Se lanzó a los brazos de su pareja temblaba al no poder asumir lo que había sucedido, al menos ahora se sentía seguro entre sus brazos.

— Ahora que estas aquí... Yo.... Estoy mejor — Murmuró apenas, en aquel momento no era capaz de mirar a Wen.

-bajo las orejas tímido retrocediendo al ver al maestro Lan -

-tomo de nuevo la cinta envolviendo con ella el cuello de Wen volviendo a sellar la energía oscura que lo dominaba-

Conejito te dije que le di mi cinta, no le daría algo tan valioso para mi de no ser porque es lo único que lo mantiene en calma ¿estas bien?

-Camina para revisar al conejo donde tenga un solo rasguño pobre de Wen -

— Seguía quieto a la vez que dejaba ir un suspiro no pudo evitar apretar sus labios entre sí y manteniendo su mirada en el suelo.

-gruñe molesto después de pasar el malestar se acerco envolviendo las cadenas entre sus propias manos observando entre ojos al maestro wei -

— Cayo de rodillas al suelo, volviendo a tomar su flauta en cuanto pudo, apretó la misma contra su pecho un tanto inquieto Wen se supone que el jamás le haría daño.

— ¿Por qué?

-retrocedió incómodo alzando sus manos para quitarse ese instrumento de la boca, la tiro lejos de el cubriendo sus labios asqueado. Inclinando las orejas de gato mostrando malestar -

— Lan Zhan!!! — Grito desesperado como si un perro estuviera apuntó de atacarlo, se sentía débil para luchar más cuando su propio amigo parecía no razonar ante lo que hacía.

— Suelta... No me toques no se que te esta pasando pero esto está mal... Vuelve en si!! — No dudo en posar su flauta entre los labios de este y así evitar que le muerda.