― Oh, esa bastará. ―

No retrocedió, no se movió. Y haciendo una pantomima con su mano derecha como si invitara algo o a alguien a acercarse a él, la sangre que comenzaba a escurrir de la alimaña parecía ser atraída hacia él.

Como si nada, dejó que un trozo de su túnica tocara la sangre, al contacto con aquel liquido vital, Uri sonrió y si bien su sonrisa estaba oculta por su máscara, sus ojos denotaron su emoción.

― Más que útil. ―

━Mantén tus manos alejadas, por favor.

Reclamó, negando mientras retrocedía al compás de que dejaba caer la alimaña que colgaba de su espalda, perforada definitivamente por las balas de plata. El cañón humeaba de su pistola aún.

― Oh mira qué desastre. ―

Quiere robarle una muestra de sangre, asi que le ofrece un pañuelo para limpiarse.