« Back to Album · Next »
 
This page is a permanent link to the comment below. See all comments »
Los brazos de la rusa ceden, aflojando esa tensión y ríe suave. Miró a su hijo por el rabillo del ojo, con una sonrisa más relajada.

— Cielos Ciro, eres un sabelotodo.

Le acaricia la mejilla y luego, le acomoda mejor la gorra.

— Está bien, traela a casa. Mamá y yo queremos concerla.
 
Send Comment

Add a comment...
 
Send Comment