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CiroBlackIvanova · 26-30, M
— Corriendo voy ~
Se ríe con él, y antes de terminar la conversación le besa nuevamente la mejilla.

— Ve, antes de que me arrepienta.
CiroBlackIvanova · 26-30, M
Soltó una sonora carcajada, se sonrojo por aquello.

— Es obvio... Se que no me dejarían dormir con ella. Dudan de mi (?)

Se cruza de brazos arreglando su gorra y mirando a su mamá en complicidad de aquel chiste.
— Oh...

Meditó para si, mirando a su hijo. Considerando las circunstancias, por esa vez cedería.

— De acuerdo, puede quedarse. Y claro...nadie pretendía que duerma contigo, mi pequeño. Se quedará en la habitación de huéspedes.

Guiña su brillante ojo esmeralda.
CiroBlackIvanova · 26-30, M
— Eh...

Suspira y se rasca su nuca, mira a su madre.

— Ella no tiene padres... Solo una tutora, es adoptada. Pero puedes hablar con su tutora a ver qué dice, es para yo no ir tan lejos con el carro...

Era una buena excusa, quería de verdad que se quedara y conviviera con sus madres.

— Ella puede dormir con Nira mamá
Traga en silencio. No quería ser una mamá anticuada, pero que la chica pasara la noche allí... Sabía por experiencia propia en qué terminaba eso.

— Tengo que consultarlo con mamá. Seguramente ella diga que si...

Dice ésto último entre dientes, colocando las manos en la cintura luego.

— Si hablo con sus padres y le dan permiso, si.
CiroBlackIvanova · 26-30, M
— Vuelvo a las 8 ¿Está bien? En tal caso ¿Puede quedarse a dormir?
Deja un sonoro beso en la mejilla de su hijo. Lo amaba, y quería lo mejor para él pero también entendía que debía ser dueño de sus aciertos y errores.

— Si a ti te gusta, de seguro hay cosas buenas en ella. Ve a divertirte, y conduce despacio por favor.
CiroBlackIvanova · 26-30, M
— Ella también quiere conocerlas... Está emocionada

Diría pensando en la chica, aunque él no quisiera, al pensarla se le escapaba una sonrisa suave.

— Sé que te preocupas pero estoy seguro que será de su agrado
Los brazos de la rusa ceden, aflojando esa tensión y ríe suave. Miró a su hijo por el rabillo del ojo, con una sonrisa más relajada.

— Cielos Ciro, eres un sabelotodo.

Le acaricia la mejilla y luego, le acomoda mejor la gorra.

— Está bien, traela a casa. Mamá y yo queremos concerla.

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