Se quedó en silencio, solo quería que se fuera, se sostenía la mano fuerte para dejar de sangrar.

— Te encontraré.

— ¿Tu quieres matarme?

Seguía con esa sonrisa que rozaba lo maquiavelico. Tenía una especial fascinación por la violencia; presenciarla o ser participe. Veía a Ciro como un chico al borde de la corrupción y aquello le estimulaba.

— Un asesinato destruyó la seguridad de tu familia y quieres continuar con la tradición. Bravo.

Tocó su cuello, dolía y dolería por algún tiempo más, ya lo sabía.
Al apartarse de la pared, Petrova se agachó a tomar su tacón perdido.

— Si despierta... olvidalo. Te veré después.

— Aaa-ahg!

Apretó los dientes con furias sosteniendo su muñeca sangrante, Ciro quería matarla. La miro con bastante odio y miro a Molly, la rusa tenía razón. Se apoyo al otro extremo de la pared observando el piso con gotas de sangre.

— Dame una dirección para ir a matarte... Creeme que no dejaré que esto pase ¿Quieres una venganza? Te la daré.

Ciro nunca había matado a alguien, pero si sentía rabia y mucha ira, no sabía si era capaz de matar a aquella mujer, pero al mirar a Molly, el sentido le cambiaba, ni siquiera sabía si era capaz de golpear a una mujer a pesar de que había agarrado a esta por el cuello.

— Lárgate... si pudiste ubicarnos sabrás mandarme señales para encontrarte...

Se apretaba la muñeca, no quería seguir sangrando pero era inevitable.

2/2

Pudo respirar, pues en ese momento Ciro debió soltarle el cuello.
Petrova se mantuvo apegada a la pared en silencio pero alerta, era un hospital. Cualquier escándalo mayor y sería el fin para ambos.

— Mala idea, niño.

Observó a la joven inconsciente. Sonrió, el cinismo se le escapó al hacerlo.

— No voy a matarte aquí, pero fácil sería para mí desconectarla y matarte en vida. No vuelvas a tocarme.

La respuesta llegó en forma de asfixia, no le pareció extraño. Era hijo de esa familia después de todo. Y el maldito era fuerte.

La falta de aire le hace abrir la boca, su tez blanquecina mostraba rápidamente el rojo en su rostro y su mirada apagada se avivó, dolía como el infierno.

La mano que mantenía dentro de la gabardina, ocultandose recelosa, salió empuñando un cuchillo de cazador. Un sonido metálico se oyó al abrirse, Viktoria fue certera al apuñalar la muñeca de Black.
Podía haber ido directamente a su rostro o cuello, pero el cuchillo entró y salió de esa muñeca cercana. Lo empujó con una pierna, brusca, tanto que su tacón se salió del pie cayendo al suelo.

El sonido de su mano atrapando del cuello fino de ella se escuchó, apretaba fuerte y con desmedido nerviosismo el cuello ajeno.

— Alejate... De mi familia... De mi prometida... Y de todo aquel que tenga mi sangre... Casi matas a Molly ¿Entiendes eso? Casi la matas... Casi me dejas sin el maldito amor de mi vida por una ridícula venganza de un maldito mafioso que lamentablemente tiene la sangre de mi santa madre

Quería matarla con su mano firme apretando más fuerte, se notaba lo rojiza que estaba ya la piel ajena.

— ¿Me vas a matar? Hazlo... Si es que no te mato primero yo a ti....

La movió direccionandola a una pared apegando la espalda de ella contra la pared. Ciro tenía los ojos llorosos y lleno de irá, estaba cansado pero la fuerza que tenía ante esa revelación le hizo sacar adrenalina.

2/2

Su voz, mecánica y fría no mostró emoción así como su rostro. Lo que había por fuera era opuesto a su interior, Petrova era una roca.

— Hablé con tu madre una vez, con Nina Ivanova. Fingió no saber quién era mi padre y jamás me ayudó con nada. Entonces, Ciro, ¿eres como ellas?

“Pobre chico” pensó con sarcasmo porque en realidad, no se compadece de él. Viktoria tenía una mirada vacía y clavada en Ciro como dagas filosas.

— Una confusión, eso fue. Se supone que debía ir por tu madre, tu hermana o por ti. Tal vez por tus hijos si los tuvieras, pero no a una novia. Eso es eventual, insignificante y nada tiene que ver con la deuda.

Movió su mano izquierda bajo el bolsillo de su gabardina. Parecía tocar algo con bastante insistencia al hablar.

— Antonella Black asesinó al socio y mejor amigo de mi padre, Luka Ivanova. Cuando Luka estuvo fuera, mi padre fue extorsionado, presionado y torturado por las deudas que Ivanova tenía. Mi padre se quitó la vida, no pudo continuar siendo el cordero de una familia podrida por la corrupción.

Ciro se aseguró que la puerta estuviera cerrada al girar su rostro a esta, luego la volvió a la mujer desconocida. Seguía sin entender pero por lo que la mujer decía, parecía que ella lo hubiese hecho.

— Tu...

Respiro hondo, miraba a Molly y luego a la rusa, quería asegurarse así que lo volvió a preguntar.

— ¿Tu le hiciste esto... A mi Molly?...

Estaba lo bastante cerca a ella en frente, las ojeras profundas de Ciro se posaron en los orbes ajenos. No la iba a dejar ir, no lo haría.

— ¿Que quieres de mi familia? ¿De que deuda estás hablando?.

Hablaba con amargura, su familia y su novia estaban pagando algo que el aún no comprendía, estaba perdiendo la paciencia.

Asi como él le había tomado por los hombros, ella le tomó por los antebrazos. Sin ejercer fuerza a decir verdad, pero con una gélida mirada que mostró su descontento.

— No me toques, Ivanova.

Retrocedió un nuevo paso, librandose de el agarre y acercándose mas a la cama. Petrova no buscaba un escándalo en una habitación de hospital en un país que no era el suyo. Eso no saldría bien ni para ella, ni para el chico. Por eso luego de pasarse la mano por el cabello corto y blanquecino, recuperó su compostura.

— Tu familia le hizo esto a la señorita Smith. Yo sólo fui el medio, ustedes el motivo. Como dije, fue un accidente.

Escondió las manos en los bolsillos de la gabardina y no perdía detalle a los gestos de Ciro que, con toda razón, serían de extremas emociones.

— Eres hijo de Ivanova y Black. Sobrino de Luka Ivanova y tengo una deuda que saldar con tu familia. A diferencia de los tuyos, tengo códigos y lamento el daño causado a la señorita Smith pero, si eres inteligente,