La humanidad busca siempre cumplir sus deseos más anhelados, con esfuerzos y cabalmente o, a veces de la manera más despreciable, sin importar como esa ambición puede acaba con su propia cordura. Pero, en su búsqueda se dan cuenta que no todo es posible, a menos no por si solos, una ayuda inesperada podría ser la única esperanza de cumplir sus deseos más anhelados, ¿Cómo? A manos de lo imaginable a cambio de los más preciado.
Él había al fin encontrado la presa que más anhelaba en lo más oscuro de lo que alguna vez pudo nombrar como su “hogar”, servir hasta ver cumplido ese deseo para finalmente devorar lo , solo un tiempo más y eso pasaría.
Solitarias estaban las calles de Londres pues pasaba de la media noche y toda alma como debía de ser, se encontraban en sus hogares. La serenidad en esa ciudad era un lujo que solo los noctívagos podían gozar. Sobre la cabeza de una lámpara de alumbrado público la figura de un ser se podía apreciar…
Tan solo un rostro perfilado e inexpresivo, fría y pálida se podía distinguir, como también una excepcional postura y porte imperial y frac enlutado. Sobre el rostro unas gafas decoraban sus ojos que acomodo en ese momento. Perfecto ser era aquel. Detrás, la doncella brillaba refulgente; sin embargo, el color rojo cubría su pureza pues había sido testigo de una atrocidad, el cuerpo de un “inocente” yacía tendido en el suelo ensangrentado y si apenas completo pues dos extremidades como mano y pie se encontraban a unos cuantos centímetros lejos de su lugar. Por lo poco que se podía apreciar era un hombre de no más de 40 años que había sido la victima de aquel hombre incierto.
