—Vaya, vaya. Nunca pensé que me liberarías tan fácilmente, pequeña Chii-chan —los cabellos platinados de la muchacha cambiaron a un negro azabache al igual que el azulado de sus ojos que se tiño de sangre. Su demonio interior fue liberado y su conciencia terminó cayendo en la profunda oscuridad—. Tomaré tu cuerpo prestado, al menos hasta que recupere mi energía. Fu, fu, fu, fu~.