━ Oh...

No lo imaginó, incluso pensó que lo hacía con otra intención. Sonrió, entretenida, y ahora es que sus pasos las alejarían de ese lugar.

━ Tenemos que escapar, sino podrían encerrarnos de por vida.

— Una vez será suficiente.

Ella también se siente cómoda entre sus brazos, y bastante risueña le enseña la bombilla acercándola a su rostro.

— Acabo de hacer esta maldad y fuiste mi cómplice.

Una vez pareció haber acabado, pudo hacerla bajar un poco, sin soltarla, eso sí. Le tomó gusto, de alguna manera, tenerla en brazos.

━ No-... Solo una vez.

Lo que la pelirroja intentaba hacer ahora, era quitar la bombilla del techo. En eso estaba, hasta que la consiguió.

— ¿Y te puedo ver hacerlo?

Se movió un poco en el lugar, buscando darle más altura para ayudarle con su objetivo claro. Entonces inclinó la cabeza a un costado, asintiendo después.

━ Quizá agachada es más aceptable, sí. Consideraré hacerlo.

Sin afectarle el comentario estiraba sus brazos para probar hasta dónde alcanza. Sacudió un poco la cola, riendo después.

— ¿No sientes curiosidad sobre cómo es todo desde mi punto de vista? Bueno, quizá de rodillas es mucho pero agachada.

━ No es una mala estrategia, mientras no te caigas en el intento.

Cosa imposible porque no la dejaría. Sus brazos debieron cambiar de lugar, entonces debió rodear los muslos de Chisa, sin dejar la firmeza y, ahora una mejor comodidad. Se ríe breve y, a labios cerrados.

━¿De rodillas? Parece que tu nueva altura afectó un poco tu juicio.

— ¿Podemos? Sería grandioso. Porque podría conseguir las que no alcanzo trepando.

Las piernas se mueven un poco, y rodean a Marie para mayor comodidad. En eso es que la pelirroja baja la cabeza para verle y simpática murmurar.

– Luego te toca a ti el experimento, pero a la inversa. Deberás caminar de rodillas o algo así.

━ Oh, quizá debamos hacer luego la prueba.

Caminó un poco, no tenía necesidad de soltarla tan pronto de todas maneras, y viendo que Chisa se divertía con tal acto, no veía lo malo en darle poco más de tiempo en esa nueva altura.

— Se siente maravilloso.

Chisa balancea sus pies en el aire suavemente, pero sólo unos segundos porque no quería bajar aún. Elevó uno de sus brazos estirandolo hacia arriba; casi que podía tocar el techo.

— Si, si. Tengo la estatura perfecta para alcanzar lo que sea, incluso las manzanas del árbol.