Su reacción fue algo tardía, sólo hasta verle acercarse a ese par de chicos es que Chisa quiere seguirle. Fácilmente salta a través de la ventana, quedándose detrás de él.
La timidez de la chica no le permite darles un sermón como realmente quería, o hacer preguntas. Pero si se aseguró de mirarles con desaprobación, negando con la cabeza.

— Bien hecho.

Susurra, y de paso, detallaba la escena. Tal vez la intervención no solucionaba nada, pero al menos retrasaba un poco más lo inevitable.

Tan pronto se percató de lo que estaba haciendo relajó su cuerpo para no oponer resistencia, de lo contrario no sería capaz de moverle un solo centímetro debido a la diferencia de tamaño entre ellos.

Quedando enfrente de la ventana observó la pelea, mostrándose algo desinteresado pero lo cierto es que estaba curioso. ¿Sería capaz aquél chico de ganarse el respeto del bravucón? Hace tiempo dejó de apostar, pero si tuviera que hacerlo, apostaría a que no. No es la primera vez que alguien intenta frente al bully escolar.

— Ya que quieres ayudar.

No terminó aquella oración, en cambio decidió saltar por la ventana para interponerse y poner fin al altercado tras separar a los muchachos.

Al parecer, él tenía más conocimiento al respecto. Chisa no podía argumentar, sólo preocuparse al suponer lo que estaba ocurriendo.

— Bueno, en ese caso estaría siendo valiente. Y eso está bien, si logra ganarse su respeto...

Esos jóvenes se estarían comportando como animales, y no lo pensaba de mala manera.
Da un paso atrás, luego se mueve detrás de él apoyando las palmas en su espalda. Empuja suave, le cedía todo el espacio frente a la ventana.

— Míralos. Si alguien cae al suelo, tenemos que ayudar.

"Los grandes suelen ser más fuertes" razón no le faltaban a aquellas palabras, estaba en lo cierto.

— Puedo pensar en un par de razones, pero solo basta que alguien tenga un par de libras de más para ser tratado diferente que alguien que está en forma.

Se encogió ligeramente de hombros, recordando como Gunner llegó a intervenir alguna vez por él cuando le robaban su dinero.

— Fue lo primero que pensé, ¿Pero y si está haciéndole frente al matón de la escuela?

Más que prestar atención a la pelea, observaba las reacciones de la pelirroja.

La pelirroja volteó el rostro, mirándole con el entrecejo ligeramente fruncido mientras pensaba.

— Creo que es injusto porque se ve más grande, y los que son grandes suelen ser más fuertes. ¿Por qué alguien se burlaría...?

Nuevamente centró su atención en ese par fuera. Creía entender lo que él dijo, después de unos instantes.

— ¿Deberíamos intervenir?

Observó como usaba su dedo índice para presionar el vidrio pero no fue hasta que describió lo que sucedía afuera que finalmente se acercaría para mirar la pelea, dicha escena le recordó a sus tiempos de secundaria.

— ¿Cómo sabes qué es injusto? Puede que el más gordito haya atacado primero, pero no sabemos cuál fue el detonante. Quizá se burlaron de su físico.

Sin darse la vuelta, presiona la punta de su índice en el vidrio, queriendo señalarle una escena peculiar.

— ¡Se están peleando! No puedo oír qué están diciendo, pero el más gordito empezó a pegar. Eso es injusto...

— ¿Hay algo interesante ahí afuera?

La curiosidad le había ganado, la pelirroja lucía tan entretenida al hacer algo tan simple como mirar a través de una ventana.