— Sería irónico, pues quién te ha acosado hasta el momento soy yo, ¿recuedas? —la hipotética situación le causó genuina gracia, no escondió esa clase de humor frente a ella—. Solo puedo ofrecerte una ilusión, un acto vació; muy propio de alguien como yo.

«Sō ka.» Dijo a secas pero no por desagrado simplemente es una información útil pero quién predomina hoy su cuerpo es un sentimiento de anhelo. « Tampoco te atacaré, no es mi estilo el acoso. »

– Exactamente, es algo intrínseco —respondió sin temor, carente de resignación—. Es por eso que estoy tan tranquilo al tenerte en frente.

Olfatea su entorno para reconocerlo. « ¿Eres estéril? » Preguntó sin tapujos pero con un notorio rubor en las mejillas.

— ¿Eh? ¡No! —no es que fueran desconocidos, pero un pedido así iba en contra de su estilo de vida, su esencia en realidad—. No puedo darte eso y si pudiera tampoco lo haría.