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[ 𝘏𝘦𝘺. ¿𝘌𝘴𝘵á𝘴? ]
 
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— Aprenderás aun si no fallas una o dos veces.— Volvió a su ubicación más decidido a no permitir ninguna interrupción espontánea de algún tarado fuera de lugar. Entre abrió los ojos y con una sonrisa ladina respondió a su cuestión.— Lucio Rougue, basta con llamarme Lucio si te acomoda mejor; Chie.— Inténtalo de nuevo está más cerca.— No fue una mentira con el objeto un poco ladeado y la panza medio expuesta como tortuga de mar volteada.

Tendrían suerte tal vez no. Nuevamente era cuestión de táctica y paciencia para conseguir que la fortuna les diera una sonrisa.
Chie1582265 · 26-30, F
Los ojos de Chie desprendían una luz similar a la de un niño cuando obtiene algo que deseaba con todo el corazón. Parece una niña y de a poquito ve como pronto iba a tener ese peluche entre sus brazos, sin embargo, éste cae cuando un grupo de adolescentes chocan con la maquina dejando caer este y deja atrás todo la mecánica mental que ha hecho en su mente para tenerlo. «. . . Jooh.» Pese a su rabia interna, asiente con amabilidad antes los jóvenes.

« ¿Y si fallo, otra vez? » Menciona acongojada porque hasta le da miedo volver a perder ya que es dinero de aquel masculino que aún no sabe su nombre. «Etto. . . ¿Cómo se llama? No quiero ser desubicada llamándolo " señor". Mi nombre es Chie Fukuda, mucho gusto. » Hace un breve revencia.
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— Todo estaba en manos de la suerte, del destino o de cualquier otra cosa que no eran ellos mismos. Para variar la garra se levanta trayendo consigo desde la pata aquel oso felpudo y hasta parecía que en verdad lo había logrado con una moneda, el brillo en los ojos contrarios dicta la victoria del momento pero han cantado antes de tiempo. Sin esperarlo, un golpe a la máquina sabotea el botín; un grupo de adolescentes empujándose unos a los otros arruina por completo la victoria y el amigo peludo cae dejando la garra vacía.

Por supuesto que se disculpan con la femenina o quizás el temor de ser reprendidos por ese hombre. Suspira resignado y rasca detrás de su nuca.— No tienes que disculparte ni decir nada.

— Que cruel había sido el destino. Volvió a tomar otro par de monedas entre sus dedos irían por el segundo o tercer intento los necesarios para conseguir el objeto.— De nuevo, casi lo tienes en las manos.
Chie1582265 · 26-30, F
Estaba nerviosa y las manos le sudaban, parecía demasiado exagerado pero no acostumbra a relacionarse con el sexo opuesto, no por mojigata sino que no va tenido la posibilidad de hacerlo como en la ciudad. Movía palanca para que esa garra haga movimientos circulares. « ¡Ha-Hai! Lo intentaré y si fallo. . . Gomen'nasai. » Daba que una y otra mirada al hombre que ahora es su compañero. Vuelve a concentrarse en ese peluche que tanto deseaba. Asiente con la cabeza porque todo puede fallar, y siguió la indicación para alcanzar o intentar ir al objeto afelpado. Con los botones haría que esa garra descienda pasando a rodar la pata del oso y deja todo en manos de la gravedad o la suerte de los cosmos. « ¡Kyaaaaaw! Por favor. . . ~ Te quiero conmigo. » Suplica a la nada, como si eso ayudara a conseguirlo pero lo intenta pese a que sea en vano.
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— Señor ¿Tan viejo ha de verse? Arqueo las cejas y omitió comentarios al respecto pues era repentino recibir esas palabras. Su postura se mantiene fijada al frente de la máquina, las luces del juego bailan y revolotean por doquier sigue esperando algún movimiento del péndulo con forma de garra.— Estás máquinas están hechas para eso al fin y al cabo, no vas a ganar nada sin intentarlo primero. — Se centró en los felpudos apilados en desorden, la máquina tenía su truco dado que la garra no hace la presión suficiente al sostener un objeto y al moverse con la gravedad y el peso la probabilidad de éxito era muy baja. Acercó más el rostro para mirar mejor y contemplar el primer fracaso, quizás necesitaría más de una moneda.— Intenta, intenta. Ve por el que está en el centro.
Chie1582265 · 26-30, F
El vaho quedaba marcado en el vidrio del juego y la voz del masculino asustó a la muchacha logrando que de un pequeño brinco en el lugar. « . . .¡! » Lentamente fue alejando el rostro de dónde estaba y dirige la vista hacia aquel hombre desconocido. Ya de por si el pudor empezaba a emerger dentro suyo porque utilizó su dinero. « Etto. . . Me da miedo perder y que su moneda no haya valido. ¿Se-Señor? »
De transfondo se escucha la melodía de la máquina una vez que le depositan la moneda correspondiente. Chie, quedó observando fijamente al varón y luego giro para agarrar la palanca con una mano, la restante la usaría para los botones ya tenía la presión de no perder.
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¿Y que es lo que te detiene de obtenerlo?. — Saco una moneda de plata para el dichoso juego mecánico, introduce la moneda echando a andar los mecanismos eléctricos. Sin embargo, no se apoderó de la máquina ni movió los dedos para intentar obtener el botín felpudo que se resguarda en la vitrina frente a él.— Inténtalo.

— La suerte era un factor importante y la habilidad para maniobrar una máquina. No lo hacía por algún motivo en esencial, simplemente le pareció tierno que un objeto inanimado fuera tan especial para alguien.—
Chie1582265 · 26-30, F
Recuerda cuando caminaba por ahí con el alma en el piso y el rostro mojado, se encontró con una chica bastante amable pero nunca intercambiaron números ni nada, simplemente quedó con la impresión de algún día cruzarla; no tiene amigas en la ciudad solo unas pares que cuida como oro. Esa misma tarde, luego de clases hizo el mismo recorrido hasta que se detuvo en un pequeño local donde había una máquina de peluches. « Jooooh.~ Quiero uno. » comentó apegando la nariz contra el vidrio del cubículo; quería un osito. Busco en el interior de su mochila algo de cambio para poder adueñarse del risueño felpa color celeste.

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