Apretó los labios, le parecía divertida la reacción del felino, pero terminó enarcando la ceja, lo que la llevo a recuperar de nuevo su altura. —¿Quieres pelear conmigo? Porque no podrás matarme muy fácilmente. —Se inclina de nuevo ante él, hay un baile que seguro no pasa desapercibido, ni la forma en la que el pequeño amiguito peludo se aferra de su cabello. —Lo sé, lo sé. Si lo quieres a mi, tendré que ir yo también por el trato que hemos hecho. — alzó ambas cejas como retandole, probando en verdad su paciencia. La bruja toma al animal que yace en su cabeza entre dos de sus dedos y lo sacude frente al gatillo como diciéndole que le responda. Tiene permitido hablar pero hasta ahora ha fingido que no tiene vida. —Te hicieron una pregunta. — su mirada destello y el oandita quedó como muñeco de trapo con los brazos y piernas caídas. 《QUE MOLESTO ERES! Ya sabes quien soy. 》 chasqueo la lengua al final y la bruja lo vuelve a sacudir sin piedad.

- Fuuuu~... - Cierra los ojos y suspira, resistiendo unas ganas enormes de partirla en dos en mas de un contexto. Con el dedo en su nariz se aguanta como campeon. - Que tal... perdonarte la vida? Te parece bien? Adecuado? Justo? - Y abre los ojos nuevamente. La mira con una templanza renovada, sacada del fondo del hoodie que lleva puesto, muy extravagante para ser un simple pedazo de ropa. - No te lamentes despues por la decision que has tomado, te lo advierto... eso no es un juguete, mucho menos un espiritu simple que te acompañe. - Despues mira la figura, con mas desprecio. - Pronuncia tu nombre! -

Parecía que refunfuñaba, es que se moría por jugar con el pequeño gato, tenía la mirada muy despierta y parecía quizá quinientos años mas joven o un poco más. Mantenia la sonrisa divertida en sus labios, no desistia en querer tocarlo así que esta vez le picó la mejilla.—Hice un trato con él y no te lo puedo entregar, no ahora.. quizá después. — entrecerro la mirada recordando quien podría ser , su alma le reconoce pero su mente está un poco dispersa.— ¿Qué me darás a cambio? — le guiño inclinándose un poco más para verle de más cerca ladeando el rostro con ternura hacia el lado derecho. La afelpada figura parecia reconocer al gato y daba la impresión que se sacudía levemente.

- Bah! - Aparto enseguida la mano intrusa, dando un manotazo propio que ni duele, gracias a lo mullida que parece la tela. - Y tal parece que tampoco sabes quien soy. - En su forma pequeńa, el gato tiene una voz rasposa pero menos grave a diferencia de su modelo XXXL. - En la cabeza cargas a un criminal, mujer. Entregalo, antes de que acabes con mi poca paciencia. - Y no solo en fisico se nota el decremento, tambien en algunas de sus mejores virtudes.

—¿Te refieres a mi? — ladeo el rostro con una amplia sonrisa en sus labios, aguardo su impulso de tomarle en brazos pero se acercó bajando hasta quedar a la altura del felino. —Una bruja no revela sus secretos, hicimos un trato es diferente. —le dio un toque en su pequeña nariz y luego atrapó pellizcando suavemente el borde de la oreja izquierda. — Muy suave! —la emoción llena su rostro, en lo alto de su coleta pareciera que se mueve aquel pequeño panda pero quizá solo era viento que jugaba.

- Ah! Ahi estas! - Pomposa, con una de sus mangas señala en juicio al pequeño panda que ya adorna una moyera que no es su dueña. - Y tu, has hecho un contrato con el? Si sabes lo que es, verdad? - Dentro de ese peluche, un terrible y travieso Djinn esta encerrado para el bien del mundo.