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JasukeSorutobi · M
[center][i]¿Qué hacía un estudiante de colegio frente a un tattoo studio? Jasuke era precavido por lo que antes de visitar a Charlotte, se cambió el uniforme que lo identificaba como un estudiante de la escuela a la que actualmente asistía. El motivo de su visita revolucionaría el limitante de sus poderes.
Hola Charlotte, iré directo al grano. Actualmente solo podemos usar el 3% de nuestra capacidad, tratar de exceder lo que nuestro cuerpo puede resistir sería una sentencia de muerte. ¿Verdad? ¿Y si te digo que existe una posibilidad de aprovechar aún más nuestro poder? He llevado a cabo una investigación junto a la asesoría de Xion. Las respuestas las tiene Lyara y la habilidad la tienes tú.
Si plasmamos un sello en nuestro cuerpo con un símbolo específico de las runas antiguas de Vailak, podremos depositar energía allí a modo de reserva. En pocas palabras, tendríamos que hacernos un tatuaje.
Hola Charlotte, iré directo al grano. Actualmente solo podemos usar el 3% de nuestra capacidad, tratar de exceder lo que nuestro cuerpo puede resistir sería una sentencia de muerte. ¿Verdad? ¿Y si te digo que existe una posibilidad de aprovechar aún más nuestro poder? He llevado a cabo una investigación junto a la asesoría de Xion. Las respuestas las tiene Lyara y la habilidad la tienes tú.
Si plasmamos un sello en nuestro cuerpo con un símbolo específico de las runas antiguas de Vailak, podremos depositar energía allí a modo de reserva. En pocas palabras, tendríamos que hacernos un tatuaje.
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CharlotteLauguez · 22-25, F
Aún así, cuando le dieron el trofeo (Un pincel tallado en madera con cubierta de pintura dorada), todos aplaudieron e incluso recibió una oferta por el cuadro. Nunca le había parecido espectacular, era sencillo y hasta cierto punto cliché.
Pero había ganado, le había dado la confianza suficiente para seguir con su dedicación.
Una sonrisa afloró en su rostro, cuando fijó la vista en el cuadro, ya colocado sobre una de las paredes del mostrador. ¿Desentonaba en aquel estudio de tatuajes? Por supuesto, si no fuera por el marco de colores neón, aquella decoración resaltaría tanto como una ballena en medio del desierto.
— Sí puedes, Charls, si puedes ...
Pero había ganado, le había dado la confianza suficiente para seguir con su dedicación.
Una sonrisa afloró en su rostro, cuando fijó la vista en el cuadro, ya colocado sobre una de las paredes del mostrador. ¿Desentonaba en aquel estudio de tatuajes? Por supuesto, si no fuera por el marco de colores neón, aquella decoración resaltaría tanto como una ballena en medio del desierto.
— Sí puedes, Charls, si puedes ...
CharlotteLauguez · 22-25, F
Terminó la última capa de pintura, tras un largo suspiro, dejándose caer sobre el puff que estaba al rincón del estudio.
Aún recordaba a las tardes en casa, encerrada en su cuarto con todos los bocetos y cuadros incompletos. Había sido su madre quién le regaló su primer estuche de acuarelas y desde entonces, no paró.
Sentada en aquel lugar, dando el primer gran paso para cumplir su sueño, Charlotte remontó sus recuerdos al primer concurso serio que ganó, concursó con un cuadro pintado al óleo, unas flores que se había robado del jardín vecino y que habían ido a parar a un florero viejo de la abuela.
Estaba tan nerviosa, que por error había llegado un par de horas antes a la locación. No era de extrañar que cuando empezaran a pasar los jueces por entre los expositores, Charlotte estuviera cabeceando por lo temprano que se había tenido que levantar. Solo tenía 11 años y sus padres no habían podido llegar por el trabajo, era la concursante más joven.
Aún recordaba a las tardes en casa, encerrada en su cuarto con todos los bocetos y cuadros incompletos. Había sido su madre quién le regaló su primer estuche de acuarelas y desde entonces, no paró.
Sentada en aquel lugar, dando el primer gran paso para cumplir su sueño, Charlotte remontó sus recuerdos al primer concurso serio que ganó, concursó con un cuadro pintado al óleo, unas flores que se había robado del jardín vecino y que habían ido a parar a un florero viejo de la abuela.
Estaba tan nerviosa, que por error había llegado un par de horas antes a la locación. No era de extrañar que cuando empezaran a pasar los jueces por entre los expositores, Charlotte estuviera cabeceando por lo temprano que se había tenido que levantar. Solo tenía 11 años y sus padres no habían podido llegar por el trabajo, era la concursante más joven.
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