— Si, así es. Es gratificante conocer su interés.

Sutilmente asintió y permitió que una minúscula sonrisa se visualizara, era bastante obvio que aceptaría sin objetar.

— Por supuesto, no me puedo negar en alimentar toda esa curiosidad del Conde.

— No obstante, me siento genuinamente intrigado y curioso por conocer a profundidad todas esas medidas que le han servido de éxito para la monarquía y nobleza de los océanos. Después de todo, ¿Los diplomáticos no estamos llamados para garantizar la paz, armonia y, de ser posible, fuertes alianzas entre sus miembros? — Comentó mostrando una pequeña sonrisa sobre sus labios, interesado en aquel noble desde las pocas veces que llegaron a verse. — ¿Qué le parece si me permite invitarle a un banquete en el castillo?

— La unión hace la grandeza implacable. Es bastante acertado lo que menciona su rey.

— Nada mal, si me permite decir. El cuerpo diplomático de Atlantis es un ejemplo digno de confianza, compromiso y trabajo en equipo sin igual, desde generaciones enteras. O bueno, así he escuchado decir al Rey Siro sobre la corona en Atlantis y sus nobles.

— Debo darle todos los créditos a Lord Morfeas. Es quien se encarga de estos temas.

— Es impresionante la resistencia de los de tu reino en la superficie, Lord Cedric...