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Ante su elogio el cerró los ojos y sonrió con sincera satisfacción; qué incluso un hechicero como él, tan antagonista de sus modos, pudiese comprender la rigurosidad de su labor produjo cierta complacencia. El éxito ajeno también era el propio, porque fue él quién facilitó las herramientas para ello, si ese entusiasmo hallaba buen puerto, su ganancia se multiplicaría a niveles desmesurados, la bolsa de oro que sostuvo en todo momento, incluso al momento de anotar, nada sería en comparación a lo que podría ganar—. Valdrá la pena cada gota de sudor que has derramado por ellas —afirmó antes de devolver su mirada a él, aunque lo anterior dicho fuese un susurro, intuyó llegaría a sus oídos antes de su despedida. No volvió a gritar, solo le ofreció una sonrisa extremadamente amistosa para alzar la mano desocupada a la altura de su pecho, enseñó la palma de esta, mas no hubo movimiento en tal gesto informal. Con su ausencia, quedaría reanudar su labor, luego comenzar con el nuevo bosquejo.
HA1567977 · M
Al parecer el artesano ante él era sumamente profesional, cada palabra que salía de su boca convencían más y más a su colega, era muy refinado parecía ser de la nobleza, era extraño ver a un noble que fuera artesano pero lo distinguía ser un hechicero. — ¡M-Muchas gracias Cecilio…! No p-pensé que serias tan dedicado a tu trabajo, aunque me costó un esfuerzo e-enorme conseguir tantas monedas… — Dejó todo en manos del contrario para su nueva adquisición, ya que pronto tendría que buscar algunos ingredientes en tierras hostiles, por lo pronto se dirigiría solo así que necesitaba está sumamente preparado y ese toque mágico en su capa que apareció de coincidencia le daba un buen sustento más para no morir la primera noche. Se dio la vuelta alzando su diestra por encima de su cabeza y se despidió del artesano. — ¡Hasta p-pronto, Nos vemos en un par de semanas! — Comenzó a alejarse lentamente perdiéndose entre la multitud.
[...] pero lo priorizaré porque no tengo necesidad de abandonar mi estudio para terminarlo —explicó con serenidad, pero dentro de su calma dejó en claro la imposibilidad de negociar el tiempo estimado.
Fueron tantos los detalles que él peticionó que incluso consideró conveniente hacer uso de una rudimentaria libreta para anotar, al margen de un boceto, el interminable listado codificado en números, para no padecer al ritmo de los labios ajenos. Asintió con recatado silencio al momento de escribir, pareció un aprendiz recibiendo las órdenes meticulosas de su tutor, pero solo se trató de un importante detalle, procurar que su trabajo sea incapaz de decepcionar a su cliente. Cuando finalmente él calló, el lápiz aparentemente rudimentario que utilizó guardó y ese cuaderno artesanal también ocultó entre sus prendas, procuró que no viera ningún detalle entre las amarillentas hojas—. Muy bien, todo lo que me has pedido lo cumpliré, será un trabajo interesante —no fueron falsas sus palabras, pues todos los detalles a tener en cuenta obligaban a una importante meticulosidad, lo exigía como artista—. Tardaré un poco más de una semana, pues tu trabajo no es el único que debo acabar [...]
HA1567977 · M
Los ojos del joven hechicero brillaron mientras predecía las características de cómo quedaría su nueva capa, parecía ser un profesional de primera, podía ser que había tenia muchísima suerte de haberlo conocido por coincidencia, ya que como de costumbre era fácilmente estafado. Aunque no tardó en abrir la boca nuevamente para hacer algunas peticiones. — Hablando de las m-medidas de la capa… Ya sabes no me gustan largas, sino más bien cortas que me de libertad a la hora de mover las manos. Ah… ¡S-Si recuerda lo del dragón dorado que resalte d-desde lejos y cubra toda la espalda! ¡A-Además necesito que sea compatible con mis hechizos defensivos! (…) — Si, no paraba de hablar y estuvo así un buen rato; definitivamente se iba por las ramas. Después que termino de hacer las peticiones puso ambas manos en su cintura y le miró con una amplia sonrisa esperando su respuesta.
[...] como debes saber el origen, los colores, la técnica e incluso la hora al realizar el trabajo, absolutamente todo es indispensable para lograr un efecto u otro sobre la matriz —entrar en mayores detalles no sería diferente a dar cátedra del asunto y él no tenía el tiempo para ejercer de docente.
Ayudó en el acortamiento de distancias, antes de encararlo incluso acomodó sus finas prendas, el ejercer de su jornada no fue nunca una excusa para mostrarse desarreglado. A sus primeras palabras él asintió con suavidad, pero fue cuando el oro resultó intermediario entre los dos que Cecilio se olvidó por completo de la inexistente mesura ajena. Tomó la generosa bolsa y cuando el tacto entre esta y entre sus manos fue un hecho, un pequeño brillo ambarino surgió desde las palmas del artista, un muy sencillo hechizo que siquiera requirió de palabra alguna, así verificó la cantidad de monedas que había en el interior—. Puedo confeccionar una nueva, pensada para este tipo de trabajos —respondió sonriente y con una mirada afable a su cliente—, será de la mejor calidad y con resultados extraordinarios —se limitó a sostener la bolsa con su diestra, nada tardó en enseriarse un poco para poder explicar mejor su trabajo, pero sin desvelar sus secretos.— Utilizaré materiales especiales [...]
HA1567977 · M
Ignoraba sin consentimiento tal abrupto reencuentro de parte de él mismo puesto que su personalidad simplemente lo hacía ser así. Desde que lo vio asomarse por la ventana y gritar algo que lo sorprendió un poco, ya que por su temperamento no se veía de las personas que hacían eso; espero ansiosamente para estar frente a frente con Cecilio y poder de una vez por todas hacerle el pedido que había quedado pendiente la última vez que coincidieron. — ¡Cecilio Rodrigo! ¡A-Ahora si concretemos el negocio que teníamos pendiente! — Entonces hurgo entre su morral y saco una bolsa llena de monedas sosteniéndola en dirección del contrario, esperando que la tomara. — E-Entonces háblame de los detalles… ¿Vas a usar mi misma capa o confeccionaras una totalmente nueva? — Cerró los ojos dejando mostrar una amplia sonrisa hacia el proveedor.
[...] que cualquiera merecería—¡Joven Hocus, aguárdeme un segundo, ya bajo! —no es normal en él elevar su voz, se notó en ese intento, mas tras hacerlo no esperó respuesta de su parte, supo los motivos que lo acercaron a él, no había necesidad de extender cualquier clase de conversación en su estudio, fue una cuestión de precaución. La ventana cerró con frigidez, igual así corrió las cortinas para luego cerrar su estudio, no solo con llave, sino también con un sello mágico relativamente básico, siquiera un encantamiento necesitó emplear para ello. De allí en más, con ese porte tan digno, bajó escaleras y recorrió pasillos hasta llegar hacia su posición, donde él debería aun de encontrarse; de ser así, tras cruzar el umbral que separa el exterior de este edificio, él le ofrecería una sonrisa amable, aunque no diría nada más, únicamente se cruzaría de brazos en espera de sus, seguramente, atronadoras palabras.
Su mirada rompió con la serenidad de siempre, este estridente grito desquebrajó aquel entorno pacífico que creó para trabajar con la eficiencia de siempre; fue un milagro que hubiese alejado el ápice del pincel del óleo, pues un trazo erróneo implicaría arruinar la totalidad de la jornada, de las pocas cosas que podría encolerizar a aquel hombre de tan noble porte. Un suspiro lo alejó del caballete y de aquel lienzo incompleto, un paisaje de tonos apagados, como suele ocurrir con aquellos primerizos trazos, con tal distancia impuesta poco tardó en dirigirse hacia la extensa ventana que formaba parte de ese estudio, su territorio mágico, gobernando por su peculiar voluntad. Corrió las cortinas color vino, luego el ventanal se abrió, así su silueta es la que se asomó. No se sorprendió en lo más mínimo, reconoció la voz del muchacho con una angustiante facilidad, y aunque no haya sido de su agrado la forma, la realidad es que él era un cliente, lo trataría con el respeto [...]

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