«El hijo del sumo pontífice, aquél tildado de asesino, lascivo y conspiración; en sus más tempranos días soñó con ser libre de sus obligaciones como cardenal, medir su libertad a través de la espada y amar a quién su corazón dictara. Tal fantasía nunca ocurrió, pero en los genes de su más preciada descendencia su humanidad prevaleció».