— Por supuesto que el tinte estaré disponible —aunque resultase inflexible al momento de negociar, la verdad es que él le mostró una amigable sonrisa al descuidado hechicero, que no hubiesen podido llegar a un acuerdo no cerró ninguna puerta. Finalmente él se predispuso a volver a reanudar su jornada, su mirada y hasta su distancia se acortó con aquel bosquejo, poco tardó en volver a tomar esa paleta de muertos colores—. Si no me encuentras puedes preguntar a algún hechicero de renombre, ellos te sabrán guiar hacia mi estudio —con esa sutileza distinguida aquél artista se despidió, pues hasta el minuto más nimio resulta fundamental en su jornada.

Después de escuchar lo drástico que era el artesano, no le quedo otra que inventar una excusa para salir del paso. ─ Ejem... V-Veras... Si te p-pagaré, solo que primero necesito e-encontrar mi bolsa con monedas... He... ─ Como la mayoría del tiempo, tenia su cabeza distraída pensando en el futuro, había dejado su monedero en la ultima taberna que estuvo, no quedaba lejos, pero de seguro ya no estaría si volvía allí. ─ Mhm.... Q-Quizá... Tendrás disponible ese tinte para otra ocasión, ¿No...? Volveré con dinero y podremos terminar el trato... ─ El joven mago solo hizo perder el tiempo de Cecilio, concibió que tendría que trabajar el doble por conseguir dinero nuevamente.

Lamentablemente, la caridad no era uno de los valores que él manejara, por el contrario, tenía los intereses muy bien marcados. Su sonrisa se apaciguó ante el nerviosismo ajeno, negó entonces con su cabeza antes de llevar ambas manos a su cintura—. Lo siento, pero sin dinero no hay trabajo —priorizó aquella respuesta antes que su nombre, dejó en claro cuales eran sus prioridades — Cecilio Rodrigo, un artesano mágico, en efecto —pero no mencionó su apellido, tampoco su lugar de procedencia—. Los materiales para ello son caros, incluso de no poseer propiedades mágicas, especialmente si buscas calidad.

─ ¿Eh...? ¿R-Resistencia mágica...? ¿Acaso eres un hechicero a-artesano...? Ejem... Mil d-disculpas seño, no sabia que le hablaba a un par. ─ Entonces arqueo su cuerpo de tal manera que se representara un leve reverencia ante el rubio. ─ Me gustaría s-saber su nombre. Ah.. Si d-dinero... Enseguida... ─
Llevo su diestra y la metió en su morral hurgando por todo el interior intentando encontrar la bolsa con monedas que traía. Pero pasaron varios segundos y parecía que la bolsa no estaba, ¿La había perdido? ¿La robaron? ¿Se le quedó en la posada? Todas eran pésimas predicciones. Lentamente su tes de piel que ya era blanca se torno pálida y sus piernas comenzaron a tiritar y trago saliva antes de abrir la boca.
─ C-Creo que no podre pagarle.... He... He perdido mi bolsa con m-monedas. ─ Era bastante descuidado con cosas ajenas a la magia.

Necesitó dejar a un lado sus herramientas, concibió que el pedido de aquél hechicero fue digno de su atención. No ocultó su curiosidad, pues su nombre resonó en su memoria—. Juro haber escuchado de ti —admitió con el índice y pulgar remarcando su mentón a la vez que analítico clavó su mirada en la ajena—. Pero bien, puedo encargarme de tu capa, aunque no será algo precisamente barato— musitó antes de bajar su mano, sonreír a aquel que, a pesar de su intromisión, le ofreció la oportunidad de realizar un trabajo que no habitual— ¿Hay algún detalle que quisieras que implemente al diseño? ¿Alguna propiedad en específica además de la resistencia mágica que obtendría por dibujar un dragón? Puedes pedirlo sin vergüenza, la excelencia es un rasgo de mi trabajo —tal vez pecó en su orgullo, pero cualquiera con los suficientes recursos podría asegurar que no solo es la belleza lo que resalta en sus pinturas.

Al parecer el chico hacia un gesto para poder acercarse por lo que apuró el paso y llegó hasta donde ese encontraba aquel lienzo en el que dibujaba. Se paró firmemente frente al contrario, empuño una de sus manos y la puso en su pecho cerrando firmemente los ojos. ─ ¡B-Buenas tardes señor! ¡S-Soy el gran hechicero en f-formación de Ul'dah....! ¡Hocus A-Arcani! ─ Entonces relajó su postura para dar una semi vuelta y mostrar su capa apuntándola. ─ ¡N-Necesito saber si usted podría tintar mi c-capa con un gran dragón dorado quedando justo al centro de mi e-espalda!

El paso de su pincel se detuvo, se estremeció violentamente su cuerpo cuando a sus oídos llegó una voz estridente, rompió por completo su concentración. Alejó el ápice de su fiel instrumento, también bajó la mano que sostuvo la paleta habitada por colores apagados y así su rostro con tedio giró hasta encontrarse con aquellas manos que pretendieron llamar su atención; lo logró, pero no con la implícita educación que él pretende del resto de los seres humanos. Se resignó al paso de los segundos, suspiró y hasta sus ojos cerró para realizar un simple gesto con su cabeza, lo invitó a acercarse y en caso de no tratarse de alguien que pudiera solventar tal falta lo invitaría a retirarse.

Mientras recorría las calles del reino en busca de un tinte para su nueva capa, quería diseños exóticos que lo hicieran parecer un verdadero hechicero, ya que varias veces lo habían confundido con un acolito, clérigo o incluso un monje. Justo se iba acercando mientras en un costado de una azotea se podía ver a un chico pintando. ─ A-Así es podría ponerle un gran d-dragón dorado, si me conocerán como el hechicero del dragón dorado.. ¡S-SI SI, ME GUSTA! ─ Hablaba para el solo como era costumbre, entonces alza la vista para posar sus orbes en el chico que se encontraba pintando. ─ ¡S-Si justo lo que buscaba! ¡HEEEEEEYYY P-PINTOR! hmm... ¡A-ARTISTA! ejem... ¡CHICO RUBIO! ─ Gritó mientras movía sus manos en el aire para que pudiera verlo. ─ D-De seguro, tiene un t-tinte dorado... hehe.... ─