– ¿Un Dios Nórdico? ¿Entonces conoces a una Deidad? ¿Qué collar?
Su custodiada curiosidad estaba ya haciéndose presente, y no precisamente por el tema en turno, sino por la mujer en si. Tomó cercanía con la mujer en paso lento, como si eso ahondara más en la comprensión de querer conocer mejor cada gusto de la peliverde
Levantó una de sus cejas, no daba credito a lo que había escuchado. Su mirar esmeralda observó al par de Shinigamis que yacían frente a ella y ni siquiera sabía cómo ha llegado a ese punto. Sus labios formaron para aquel entonces una mueca.
[code]— Lo sé, hace mucho un Dios Nórdico comparó mi belleza con las Diosas de... de... —[/code] Meditó por un breve lapso de tiempo.[code] — ¡Ah, si! Asgard, incluso me dio un hermoso collar. ~ Es tarde para decirme eso.[/code]
– El vestigio de mi léxico no profiere una temática poética. Si a referencias para levantar tu ego se refiere, puedo mencionar de tu parecido impecable a una de esas deidades perfectas mencionadas en unas de esas historias fantásticas, pero... Eso ya lo sabes, ¿verdad? ¡Hohohohó! –
Su Akomeogi se sacudió junto a su mano, abanicando su rostro y sonriendo de forma casi estridente.
