31-35, F
Hᴀʏ ᴠᴇᴄᴇs ᴇɴ ʟᴀs ϙᴜᴇ ᴅᴇʙᴇᴍᴏs ᴀʟᴇᴊᴀʀɴᴏs ᴅᴇ ϙᴜɪᴇɴᴇs ϙᴜᴇʀᴇᴍᴏs, ᴘʀᴇᴄɪsᴀᴍᴇɴᴛᴇ ᴘᴏʀϙᴜᴇ ʟᴏs ϙᴜᴇʀᴇᴍᴏs. ❞
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DC1540778 · M
[Claro, sin problema]
*El sol se ocultaba entre las sombras de los edificios más grandes de Tokio, un lugar mágico por sus enormes mansiones y palacios que llevaban años construidos y de algún modo conservados. Se podían encontrar pequeños templos en lo más alto de algunas montañas, dedicadas a las deidades diferentes en las que creían los ciudadanos japoneses. La gente era muy arraigada a sus costumbres, siendo bastante honorable y ciertamente conservadora en muchas cosas alrededor de su vida, mucha de las personas ya se encontraban en sus casas escondiéndose de lo que en la tarde la señorita del informe del tiempo había pronosticado
-“Hoy podremos encontrar una noche lluviosa en las regiones de Tokyo, así que, si salen por favor cúbranse bien y lleven un paraguas.”
Y así fue efectivamente, el cielo se colisiono en una lluvia terriblemente fiera, las gotas caían golpeando el piso y algunos vidrios de los grandes edificios con fuerza.
¿?: ¡El cielo se cae!
Algunos se exclamaban entre sí, el cielo se había puesto oscuro y lleno de nubes negras, solo un loco andaría por ahí sin cubrirse o caminando con tanta naturalidad pero no era imposible, un hombre alto midiendo alrededor de 1,70 metros, con una complexión atlética aunque no especialmente musculosa, al menos lo que se podía llegar a ver detrás de sus ropas negras, una sudadera negra donde tenía el estampado de un cuervo en ella, unos pantalones negros entallados de vinipiel y unos tenis cómodos del mismo color que seguramente se echarían a perder aquella noche. Con un cabello negro un tanto ´´alocado´´, además de unas pupilas bastante características, puesto que estos eran de un color rojo carmesí profundo, los cuales encerraban grandes secretos. Sus finos rasgos, como nariz pequeña y apenas levantada, su mentón bien proporcionado que terminaba en “v” sus gruesos labios y su piel de porcelana. Su aspecto andrógeno ha llevado a confusiones por parte e mucha gente, algo que siempre le ha agradado a tan misterioso hombre.
Echo un suspiro que hizo que su pecho se alzara y luego se encogiera para tomar una posición ciertamente relajada, sintiéndose complacido por aquella noche.
Su cabello se había deslizado por los bordes de su cara, hebras se salían de su “peinado” como pequeñas hebras desordenadas sobre su frente. Sus tenis y su sudadera estaban hechas un desastre pero parecía no importarle ya que seguía caminando entre la lluvia sin ningún tipo de remordimiento, mientras que sus orbes parecían buscar algo que aun no encontraba, se coloco la capucha de su sudadera que tenia puesta encima de su camisa negra, caminaba con naturalidad y normalidad, la lluvia golpeaba suavemente su rostro o al menos eso parecía al no inmutarse de ninguna manera.*
*El sol se ocultaba entre las sombras de los edificios más grandes de Tokio, un lugar mágico por sus enormes mansiones y palacios que llevaban años construidos y de algún modo conservados. Se podían encontrar pequeños templos en lo más alto de algunas montañas, dedicadas a las deidades diferentes en las que creían los ciudadanos japoneses. La gente era muy arraigada a sus costumbres, siendo bastante honorable y ciertamente conservadora en muchas cosas alrededor de su vida, mucha de las personas ya se encontraban en sus casas escondiéndose de lo que en la tarde la señorita del informe del tiempo había pronosticado
-“Hoy podremos encontrar una noche lluviosa en las regiones de Tokyo, así que, si salen por favor cúbranse bien y lleven un paraguas.”
Y así fue efectivamente, el cielo se colisiono en una lluvia terriblemente fiera, las gotas caían golpeando el piso y algunos vidrios de los grandes edificios con fuerza.
¿?: ¡El cielo se cae!
Algunos se exclamaban entre sí, el cielo se había puesto oscuro y lleno de nubes negras, solo un loco andaría por ahí sin cubrirse o caminando con tanta naturalidad pero no era imposible, un hombre alto midiendo alrededor de 1,70 metros, con una complexión atlética aunque no especialmente musculosa, al menos lo que se podía llegar a ver detrás de sus ropas negras, una sudadera negra donde tenía el estampado de un cuervo en ella, unos pantalones negros entallados de vinipiel y unos tenis cómodos del mismo color que seguramente se echarían a perder aquella noche. Con un cabello negro un tanto ´´alocado´´, además de unas pupilas bastante características, puesto que estos eran de un color rojo carmesí profundo, los cuales encerraban grandes secretos. Sus finos rasgos, como nariz pequeña y apenas levantada, su mentón bien proporcionado que terminaba en “v” sus gruesos labios y su piel de porcelana. Su aspecto andrógeno ha llevado a confusiones por parte e mucha gente, algo que siempre le ha agradado a tan misterioso hombre.
Echo un suspiro que hizo que su pecho se alzara y luego se encogiera para tomar una posición ciertamente relajada, sintiéndose complacido por aquella noche.
Su cabello se había deslizado por los bordes de su cara, hebras se salían de su “peinado” como pequeñas hebras desordenadas sobre su frente. Sus tenis y su sudadera estaban hechas un desastre pero parecía no importarle ya que seguía caminando entre la lluvia sin ningún tipo de remordimiento, mientras que sus orbes parecían buscar algo que aun no encontraba, se coloco la capucha de su sudadera que tenia puesta encima de su camisa negra, caminaba con naturalidad y normalidad, la lluvia golpeaba suavemente su rostro o al menos eso parecía al no inmutarse de ninguna manera.*