Es la ciudad. —A veces sí entendía bien de lo que hablaba, otras no, así que medio juntaba lo que conocía y lo poco que entendía de algo que no fuera el bosque— ¡Así es, el gran Cuin puede hacer que todos se callen si les da esto!

—Estaba fanfarroneando cuando un chasquido de lengua lo sacó de sus casillas muy rápido. Molesto, observó al dueño del local y le aventó la moneda con desprecio, no soportaba a los humanos— Deja de mirarnos con tus ojos de sapo, toma eso y déjanos en paz. —Era obvio que el señor estaba por correrlos, hasta que se dio cuenta que lo que cayó en sus manos era oro.

Al inicio se quedó mudo, y aunque era valiosísimo, cuando los volvió a mirar, los interrogó. Estaba claro que pensaba que eran ladrones—

¿No usan manzanas o mangos para intercambiar? ¡¿Qué tipo de lugar es éste?!

-No comprendía del todo cómo funcionan las cosas en la ciudad, pues era muy diferente al bosque. Conocía los canjes, sí, pero no con monedas. Siempre intercambiaba cosas por manzanas o fritas de la zona. Era complicado, pero a la vez interesante.-

¿Entonces si das esa cosa brillante, podemos comer muchas cosas?

-Otra vez volvió a sacar otra fresa para comerla, llamando la atención del viejo gruñón que atendía el puesto de frutas.-

¡Es porque cuando los ves haces "waaah"! —Movió su mano con exageración, todo nervioso hasta enseñó los colmillos con una gran sonrisa de zorro.

Algo en su panza se sentía bonito cuando la veía así de feliz, como si todo el odio que sentía por el mundo se esfumara un momento— Es un metado, la gente trae muchas cosas para vender y lo cambian por esto. —Buscó en su mochila una bolsa de cuero negro, de ahí sacó unas monedas que relucían con fuerza. Era obvio que le robó oro a su papá {?}— Si yo doy una de estas a alguien, me deja comerme todo lo que quiera.

¿Los metados son waaah?
-Aus ojos observaban curiosa a su primo sin entender mucho aquellas palabras, pero de igual modo se sentía entusiasmada así que siguió caminando con él hasta aquel puesto de frutas.
¡Habían muchas! Y todas con colores tan llamativos además con un rico y dulce aroma que invadía todo el lugar.-

¿Qué es todo esto, Cuin?

-Tomó una fresa y se la llevó a los labios, como solía hacer cuando estaba en el bosque.- ¡Están muy dulces!

Mmm... —Apretó los labios, no le gustaba que mencionara a su padre— En realidad, creo que son más ricos. —Mintió para atrapar su atención— Los "metados" son... ¡waaah! —La cara se le puso tan roja como los cabellos, no pensó que tendría esa reacción, así que intentó disimular que lo puso nervioso y sacó el pecho de nuevo— ¡Vamos! —La llevó cerca de él cruzando dos calles, ahí estaba un "mercado", donde vendían muchísimas frutas, golosinas y comida—

¿Jokis de muchos sabores? ¿Pero serán tan ricos como los que hace el Tata?
-Preguntó mostrando ciertas dudas aunque desaparecieron rápidamente cuando mencionó aquella cosa llamada "Metado" aunque lo que más la entusiasmó, era la idea de conocer nuevas frutas.- ¡Vamos rápido! Quiero conocer las manzanas de acá y comerme un metado. ¡Qué nervios!
-Dio un par de pasitos en el lugar y se colgó luego del brazo de su primo.-

Se llama "pasteleria" y venden jokeis de muchos sabores y tamaños. —Sacó el pecho, orgulloso de sus conocimientos en humanos. Al menos algo bueno había sacado de las veces que salian en... "Familia". Le gruñó a un par de sujetos que miraban a su Fyiora con extrañeza, no soportaba a los humanos— ¿Quieres entrar? ¡Aunque hay mucho que ver! Hay una cosa llamada "metado" que tiene muchas frutas que no crecen en el bosque.

¡¿Qué es esto?! -Había aceptado ir de "excursión" con su primo. Rara vez salía más allá del bosque y ahora se encontraba en un lugar donde el suelo no estaba hecho de tierra, era mucho más duro y frío. Apegó sus manos sobre la ventana de la tienda de pasteles y recargo su nariz en contra del vidrio. Movía en tanto los dedos de sus pies descalzos como señal de alegría y emoción.-