Sonrió bufando una leve risa apenas escuchó esa respuesta con tal de contenerse. A decir verdad le parecía un poco sorpresivo que pudiera cocinar de por sí, él en su caso tenía sirvientes, sí; pero tuvo que vivir en la nada, arrojado en las calles con solo cinco años de edad y la cocina solo era una fracción del conocimiento que en unos años atrapó con tal de sobrevivir. Tal era el entrenamiento que Adamas le impartió cuando tan solo era un crío, con tal de ascender en los rangos hasta convertirse en el Gran Maestro de Asesinos de esa organización.

— Lo prometo, solo me pareció interesante.

Mientras sus facciones volvían a la normalidad, su libre mano buscó un cuchillo cercano y partió el pan con facilidad, al menos en esa clase de utensilios sí que era un experto, untó algo de mantequilla y luego ofreció hacer lo mismo con la mitad contraria.

— ¿Quieres? Puedo hornearlo instantáneamente (?)

— Solo no te rías en cuanto lo pruebes, por favor.

Hizo a desviar la mirada, arrepentida casi de inmediato por el ofrecimiento que había hecho; cocinar era solo un hobby no una necesidad dado que toda su vida los chef del palacio se hicieron cargo, así que dudaba de sus habilidades. Aunque ver lo emoción que Caín mostraba ante ello, le hacía creer que aunque lo que le diera estuviera negro como el carbón, él lo aceptaría con gusto.

— Es una cita.

Afirmó y tomó la manzana con ambas manos, acercándola ligeramente a su pecho, casi queriendo esconder la emoción que bailaba en sus propias facciones.

Tenerle a su lado era justo lo que quería, apenas lo hizo esa mano ascendió por su cuello muy suavemente y luego le tomó por la mejilla, tan solo para entregarle aquella manzana con la opuesta

— ¿Algo cocinado por mi hermosa Ivory? Eso sí que lo quiero probar.

Le plantó un rápido beso cerca de la comisura de los labios, antes de separar la mano de aquel lugar y con ambas comenzar a partir el pan a la mitad.

— Es una cita.

Se acercó a él, tomando asiento justo a su lado, era como si ese pequeño gesto en forma de caricia le pidiera que lo hiciera.

— Entonces dejaremos la carne para la cena. Prometo que la próxima vez traeré algo hecho por mí.

— Soy un tanto carnívoro, pero algo de fruta y pan para variar las cosas no está mal.

Su mano libre se paseó por el antebrazo ajeno, lo acarició en ascenso hasta alcanzarle el hombro sujetándolo levemente.

— Todo lo que necesito está aquí~

— ¿Estás seguro de que no quieres algo más cariño? Puedo ir a buscar lo que pida mi rey.