Frank ¿Me ayudas a sembrar algunos lirios nocturnos?

- Hablando desde la puerta al recordar su presencia. -

También debo regar las plantas. Necesitaré ayuda.

Primera vez en siglos que alguien logra cambiar el pálido tono del noble a un color rojizo

Lo lamento, he sido inoportuna.

- La dama se inclina despacio, cerrando los párpados en un gesto educado. Se levanta y desvía la mirada para concederle privacidad. -

Iré al jardín si me lo permites.

- Le dedicó una dulce mirada antes de agregar -

Sinceramente con o sin atavíos, te ves hermoso cariño.

- Tras decir esto, la dama se retira con paso sigiloso y porte elegante hacia los jardines -

¬¬ mentira

-ya explique que los vampiros y murciélagos no son lo mismo

Estarías desnudo de ser por mi... Los vampiros no necesitan ropa!

-tu presencia jamás va a incomodar en mis resintos, tu brillo da alegría a un solitario lugar como este... Aunque podríss llamar a la. Próxima no estoy.... Del todo arreglado para recibir a una dama

Es poco común verte con ropas sueltas cariño... - Le observaba con ternura, su tono de voz suave y casi bajo. No le gustaba molestar la paz de ese lugar. - Muy... atractivo. - Aunque su tono fuede dulce y modesto, sus mejillas de cubrían de un leve rubor. De pie, frente al ventanal donde iluminaban con fuerza los rayos de Luna, su largo cabello blanco emanaba un tenue fulgor parecido a las estrellas o a la nieve iluminada. Sus pequeños labios rosáceo pálido esbozaban una pequeña sonrisa. Los grandes cortinajes atrás le hacían una ligera sombra, creando la curiosa ilusión de que tuviese, cual sílfide, unas sedosas alas - Lamento molestar...

Suspiro rendido es inútil recordarle que tiene un ciclo distinto al de los humanos cuando ya tenía la idea en la cabeza

Entonces el amo se la noche ¿acaso piensa que lo dejaré despierto cuando no ha dormido en una semana? Que siervo sería si permito eso

-se llevó a su maestro al ataúd para ponerlo a dormir por igual -