[code]Suspiró fuerte ante sus palabras, claro que ella sabía que él tenía cierta fijación con ella, pero no quería creerla hasta que él mismo lo confirmo con todas las letras de la oración siguiente. La amaba, y aunque era un amor enfermiza ella amaba mucho a su hermano por lo que era, su hermano menor.
― Me alegra por ti, eres muy especial pequeño Vlad y ahora podemos ser como aquellos días en el bayou, ir a recolectar flores, ir a pasear por los pantanos. ―
Aquella rosa ahora significaba final e inicio, sueño y amor, pero un amor fraternal que no iba a terminar solo por una rabieta, o un amor poco o nada correspondido.
∼ Muy cierto era que los años pasaban y ella era igual que un rayo de sol eso nunca iba a cambiar. Suspiro con pesadez poner sus sentimientos en palabras ¿Cómo hacer algo tan absurdo? y no porque hablar de amores no fuera parte de su naturaleza, si no porque él había cambiado en los últimos años. ∼ Rosa para nadie es un secreto que nos criamos juntos en el bayou...
∼ Al poco tiempo tomo una de las rosas para colocarla sobre su oído sin moverse de su lado. ∼ Te ame tanto como amas tus rosas y sabes que no me refiero como a mi hermana. Rosa eras el amor que yo quería para mi quería que estuvieras conmigo aun cuando todos estuvieran en contra pero hoy por fin puedo decirte que he dejado mis obsesiones contigo, a partir de hoy puedo amarte como mi hermana.
[code]Las rosas siempre moviéndose de un lado a otro con el aire artificial de los grandes ventiladores, que había por lo ancho de aquel lugar, así como los rociadores que también cubrían el techo de aquel recinto. Esta vez no alejo a su hermano ante ese abrazo tan calido que le daba, no recordaba la ultima vez que se abrazaron de esa forma, aun que sus dedos no se movieron de las rosas, su cabeza se ladeo para chocar contra la contraria en su hombro.
― No debes preocuparte por el tiempo, solo dime Vladimir ¿Qué pasa?. ―
∼ Había entrado en ese hermoso jardín que le construyo su padre como todo a su alrededor estaba lleno de rosas silvestres por supuesto. El aroma era casi embriagador pero ahora ya no era como antes sus ojos solo la veían como lo que era su hermana mayor. Pero aun así como un niño pequeño que busca el cobijo de un ala maternal la abrazo por detrás recargando su barbilla en su hombro. ∼ Rosa... me darías un minuto.
