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Sapphire666 · 100+, F
—¿De verdad? ¿Las estatuas se puede mover? -Incredula y sorprendida cuestionó a la pequeña Claudia, aproximadamente a ella, sujetándose de la rendija del ventanal para después levantarse sobre las puntas de sus pies.-
—Ohhh, Claudia. También eres linda... No eres como las demás niñas... ¿Te gustaría jugar en el cementerio? Ver las estatuas moverse, quizá si les pedimos algún deseo, ellas lo cumplan... -Parpadeó con rapidez, sujetandose del ventanal y deseando casi estar más cerca de la infantil vampira de rizos dorados.- —Vamos, prometo que te cuidaré y nos divertiremos mucho, quizá después podamos jugar al homicidio, es divertido cuando las muñecas intentan matarse entre si. -Añadió lo último con un ligero toque de imaginación que sobrepasa a la cruda realidad de la sociedad.-
CPDL1583315 · 36-40, F
— El cementerio de Snt Louis es hermoso, ¿haz visto sus grandes estatuas?, se dice que si las ves durante mucho tiempo, se mueven. — Dijo recordado vagamente como su padre le había hablado de él, una risa algo estridente, pero melódica salió de la infanta.— No saben que los vampiros no jugarían con su sangre, ellos bueno más que jugar los engullirían hasta que sus pequeñas piernas no se movieran.— Ladeó su cabeza prestándole atención completa cuando hablaba de los caimanes, cierto en el bayou siempre había toda clase de animales pero sobretodo los que hacían de los pantanos su lugar habitual. — Eres interesante.—
Sapphire666 · 100+, F
—No del todo, sólo sé dibujar... Claudia... Aunque a veces, en la escuela donde estoy, son unos tontos. Nadie quiere jugar conmigo, la sangre les aterra y piensan que los mataré, como si fuese un vampiro que bebe la sangre de su víctima, son patéticos y aburridos, a veces desearía matarlos a cada uno. -Sapphire abrió sus ojos y posó su mirada en su nueva "amiga" después volvió a ver la muñeca que recién recibió.- —¿Te gustaría jugar conmigo, Claudia? Hay lugares divertidos para eso, el cementerio cercano al internado, o mejor aún, en los pantanos puedes lanzarle piedras a los caimanes... Es divertido, a veces hay cuerpos de aquellos que se ahogan.

-Sonriente y de espíritu aventurero se aproximó a la pequeña vampira, pasando por alto el peligro que conlleva y sin sospechar nada.-
CPDL1583315 · 36-40, F
— Si es una bonita muñeca y yo tengo muchas.— No era del todo una mentira a ella siempre la llenaban de muñecas, aún cuando le habían dejado de gustar hace algún tiempo, pero no solo era por esta razón que se la estaba regalando. — Un gusto Sapphire mi nombre es Claudia, Claudia Pointe Du Lac. — Se recargó con ligereza en el marco de aquella ventana sujetando con sus pequeñas y pálidas manos las cortinas, estaba sumida viendo a la pequeña con esa muñeca, parecían un par de ángeles, ¿Su sangre sabría dulce? ¿Sin sabor? Sería tan ligera como un ella, ¿su cuello tronaría como el de una gallina?. Toda clase de métodos le pasaron por la mente pero todo esto sería desconocido por la menor.— ¿Pintas? — Dijo aceptando la daga, esta vez con un mejor semblante.
Sapphire666 · 100+, F
—¿De verdad? -Sus ojos se enaltecieron de verdadera felicidad, cuán innata e inocente, propia de un infante de naturaleza humana y muy lejana a la oscura vida de la dulce anfitriona.-

—Sapphire es mi nombre... -Dijo la pequeña habiendo tomado la muñeca entre sus brazos, acunandola con aprecio y olvidandose de la mortífera daga que traía consigo. El encuentro entre ambas niñas, las separa el fino ventanal adornado de cortinas lisas de terciopelo, denotandose la palpable aristocracia y la condición superflua a comparación de Sapphire, quién yace en la plena carestía de lo necesario. No obstante, Sapphire interceptó el buen gesto de su anfitriona cómo el comienzo de una amena amistad, incluso un síntoma de llamada complicidad si llegase a desear matar alguien con el uso del arma blanca.-

—La daga... Quiero dártela. -Abrió sus ojos y continuó.- —Es buena para obtener material, los crayones y las pinturas no son buenas para el tono rojizo... La sangre, es la mejor tintura
CPDL1583315 · 36-40, F
— Es interesante, pero eso no lo necesito, ya tengo algo igual de poderoso que puede romper piel o hueso.— Aún así le extendió la muñeca, su mueca seguía siendo infantil pero algo había detrás, algo poderoso que si llegaba a verlo seguramente se haría hacia atrás. — Aún así puedes llevártela y cuando quieras más solo ven a buscarme.— Y ahí comenzó el juego de Claudia, cazar era ya como ir de compras pero de vez en cuando disfrutada de engatusar a sus víctimas, para tenerlas en la palma de su mano y luego engullirlas.
Sapphire666 · 100+, F
—Puede cortar lo que sea... Piel... Hueso... O al menos, eso he visto, incluso escuchado. ¿Qué dices? ¿Haremos el trato? -Sus mejillas se ruborizaron al instante viendo aquella chiquilla de piel blanquecina y rizos de tono dorado.-

-Sapphire esperó paciente, viendo a esa otra niña con la mayor intención de jugar sus más macabros y sádicos juegos que solo pueden idearse en la mente de un menor como Sapphire.-
CPDL1583315 · 36-40, F
La vio con atención, con la atención que brinda un depredador a su presa, con la misma devoción del que adora a un santo; en una sola sonrisa la había dejado pensativa, ¿Era acaso que la pequeña no notaba la naturaleza de la rubia? No por supuesto que no y era justo eso lo que le hacía disfrutar de las “cacerías”, todos bajaban la guardia con su grácil aspecto. — ¿Que puede hacer tu daga? Si funciona muy bien te la cambio por varias muñecas más.— La sonrisa que dio después de haber dicho aquellas palabras en apariencia era la de una niña normal, dulce infantil, llena de brillo, pero lo que ocultaba de tras eran años de muerte y sed.
Sapphire666 · 100+, F
-Fué cuestión de segundos cuando Sapphire dió un par de pasos atrás por mera respuesta, cautivada por la belleza y la radiante posesión material que posee su contraria. "¿Quién no desea obtener juguetes de mayor prestigio?" Cualquiera en su sano juicio pensaría dicho deseo, mismo que atrae a la excentrica infante.-

—Te lo cambio... -Dijo Sapphire en enmienda a su deseo.- —Te cambio tu muñeca por... -Sustrajo en ese instante una mortífera daga que había resguardado tiempo atrás.- —Está hermosa... Daga mágica... ¿Hacemos el trato?
-Preguntó la excéntrica e intrépida niña, pasando por alto la verdadera naturaleza de la dulce menor, a quién le brinda ese inocente trueque.-
CPDL1583315 · 36-40, F
[code][...] Pero quien nos atañe era una joven niña de entre seis y siete años, que estaba sentada en una de las casas de moda más famosas del barrio francés, junto con una muñeca que igual que ella poseía grandes risos dorados, perfilados por todo su rostro, vestida como una de las muñecas del siglo XVI, parecía placida a esperar, con sus pocos años de vida aun así podía sentarse y aguardar, pero aunque parecía que ella no prestaba atención pudo oír los pensamientos de la niña en la ventana, lo que hicieron que inconscientemente abriera los ojos para mirarla.

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