Había concertado una cita de negocios, era algo natural después de que su administradora, dijera que los Italianos tenían cierto interés por los bares, que si bien eran un buen negocio, también podían manejar ciertos sentido ilegales a su sombra por lo que, a pesar de que él Pandemónium era un bar para vampiros, ella abrió las puertas a un humano. — Será un buen trato.—
Asintió a la llegada tardía de de sus mellizas a su cita con el rubio, realmente las citas de negocios poco necesitaban la participación de ellas, pero con esta algo había de diferente, quería ver hasta donde estaba de acuerdo con su trato.
— Ellas son mis hijas Sophie y Gabrielle.—
Las señaló con la mano para luego indicarles a donde sentarse, una Justo al lado de la otra.
*Ya estaba cómodamente sentado frente a Claudia y responde a la pregunta de la contraria con una sonrisa en los labios.* — La verdad bastante bien, es agradable y tranquilo aquí. *Entonces aparece una de las chicas y casi enseguida otra, la segunda llamó más su atención por el color de cabello, las chicas de cabello rosa abundan en su vida, directa e indirectamente, obviamente le recordó a cierta chica que había recibido sus regaños, no dijo nada solo pensamientos y ya, luego saludó cordialmente a las damiselas y volvió a tomar asiento.* — Es un placer señoritas, yo soy Flavio.
Estaba lista para la reunión de negocios, ella sería la sucesora y debe aprender todo lo necesario para ser tan buena como su madre en estos temas, decidió ir con un vestido negro pero bastante juvenil que la hacía lucir como una muñequita contratando con su paliducha piel, llegó poco después de todos debido a que se detuvo a observar un foto de su familia, si, ella era así, algo despistada. Una vez que se dió cuenta de su descuido se apresuró a ir al lugar de la cita entrando casi en silencio.
— Buenas tardes, disculpen la tardanza.
Se sienta al lado de su madre y mira al joven rubio dedicándole una amable y cortés sonrisa.
Negocios y más negocios, sus vidas como hija de la familia Pointe Du Lac, pero no renegaba de su posición o su apellido pero le gustaba más intentar ser “Normal”. Respiró con gran profundidad cuando entró chocando los 5 con el tipo de la entrada que siempre parecía tener cara de que no se divertía nunca. Una vez que las meseras la vieron la llevaron a la mesa que correspondía con la de su mamá, su vestido rojo contrastaba con su piel nívea, pero hizo cara de sorpresa. Su madre debía haber perdido la cabeza era un humano, un maldito humano en un bar lleno de vampiros.
[code]Sonrio ante el acento, la ultima vez que lo escucho fue hacia mas de docientos años cuando su padre y ella viajaron por europa, seguramene, era también parte de todo lo que implicaba ser europeo, porque cierto sentimiento de calidez la embriago. Aun así le indico a una de las chicas del Bar que trajera una botella de buen vino a la mesa donde ella junto a sus hijas iban a conversar con el Rubio. Una vez que llegaron le hizo un ademan con la mano para que tomara asiento.
─ Asseyez-vous s'il vous plaît.─
Después de que tomaran asiento ella le observo con cierto aire de curiosidad, era parte de su naturaleza aniñada, el deseo de contemplarlo todo y saberlo todo, de todos no solo del rubio.
*Le sonrió a la dama con educación y un infinito respeto, de igual manera se inclinó un poco y le indicó a sus escoltas que lo esperarán afuera, no tiene intenciones hostiles hacia la dama así que no es necesario, solo que estén ellos dos* — Grazie per il benvenuto. El gusto es mío señora. Claudia. *Caminó detrás de la mujer, mirando todo el lugar, luce bastante bien tal como lo había imaginado*
[code]Junto con el "cadenero" y a la hora acordada, se encontraba la azabache, con una semi sonrisa en los labios, ella asintió al joven que cuidaba la entrada para que lo dejara entrar.
─ Bienvenue au bar Pandémonium, Es un gusto joven Flavio. ─
Hizo una pequeña inclinación un poco antigua, al rubio que perfectamente podría tener la edad de una de sus hijas si no es que mas joven, pero ella por su naturaleza se veía mas joven que él, así con un movimiento de cabeza comenzó a caminar frente a él sin preocuparle mucho mas, guiándolo dentro del bar.[/code]
*Flavio llegó puntual a la cita con aquellas chicas que bien sabía era "diferentes" a ellos en más de un sentido, de igual forma pensó en asociarse con la dueña del lugar. Caminó hasta la entrada y lo interceptó uno de los empleados del lugar* — Buenas tardes, soy Flavio Di Vincenzo y tengo una cita con la señora Claudia Pointe Du Lac.
