Había comprado toda una juguetería, misma que había dividido en dos alas, una donde se dedicaban a fabricar juguetes estilo peluches y otra donde hacían muñecas de porcelana, misma que regalaría a su hija y hermana, para que pudieran disfrutar de ella.
Mantuvo esa sonrisa hasta que ella terminó, entendía muchas cosas mucho mejor ahora que la oía cantar, pero eso mismo hizo que ella realizara una mueca nostálgica, el recuerdo de su padre y sus cabellos dorados sobre un escenario la llenaron, aún así recompuso tratando de evitar que lo viera la menor, colocó su mano sobre su cabello dejando una lánguida caricia. — He comprado algo que seguro te gustará ma petite. — Ahora estiraba su su mano derecha para que ella la tomara y pudieran caminar juntas.
SW-User
— Tal era su dedicación que no prestó total atención al exterior, es porque era un día tranquilo y deseaba continuarlo así. Los minutos pasaban y ella disfrutaba hacer lo que más le gusta: Cantar, hasta que sintió la precencia de la Vampiresa, causando que su melodía terminará, volvió la cabeza y al poco tiempo el cuerpo para sonreír al verla y correr hacia ella, teniendo así un gesto infantil mirándola con entuciasmo. —
¿Estabas aquí? ¿Cómo ha ido todo?
— Preguntaba apretando a «Vita» entre los brazos mirando a la mayor. —
Había llegado de la construcción del la fábrica y algunos otros negocios que había empezado con los fondos que le había dado Armand, aunque siempre que podía iba a ver a su pequeña hermana en cuanto llegara, esta vez el olor a suciedad y polvo la abrumaron por lo que primero fue a darse un baño, mismo que relajó todos los músculos de su cuerpo. Había hecho varias cosas productivas aquel día por lo que al terminarse de cambiar salió en búsqueda de su hermana.
Cuando la encontró tarareando, se recargó en uno de los muros escuchándola con simple atención, sin interrumpirle, con paciencia hasta que terminara su entonación.
SW-User
— Laila, sabía que su hermana era firme ante sus promesas, aún cuando ella deseaba disfrutar el exterior lejos de la mansion, sabía por palabras de su propia familia que estar suelta traería problemas para el Clan; Por lo menos su madre le había enseñado costura, y de ahí usaba el tiempo para crear en su pequeño taller.
Aquel día Laila recorría la casa, entonando opera mientras hacía emerger rosas azules en el jardin, con su vestido blanco caminaba por los pasillos, dando algunas vueltas a modo de interpretar la melodía. —
