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KanwulfUlfsson · 26-30
[...] al expulsar esa cantidad de energía, al menos la necesaria, haría que el cuerpo del cazarrecompensas fuese disparado contra uno de los árboles que los rodeaban, impactando no sólo su espalda contra este, sino también su cráneo y cayendo al suelo por cosa de la gravedad misma.
KanwulfUlfsson · 26-30
oponente con la sola intención de hacerlo retroceder con cada movimiento pendular del contundente arma. El hombre no dudó en hacerlo, pues no podía bloquear siquiera esos golpes con el dorso de la espalda ya que el resultado podría ser mortal, especialmente con esa energúa púrpura emanando del acero de aquella maza hambrienta de sangre. El arquero, al darse cuenta de la situación de uno de sus colegas, pasa a distraer el flanco de su visión hacia donde el jötunn, a quien apunta con el arco al cargar otra flecha, respirando hondo, lo suficiente para poder lanzar el próximo proyectil hacia donde su torso. Para sorpresa de ambos, tanto del arquero como de su colega, quien lidia con Kanwulf, logra perforar su brazo izquierdo. No fue letal, pero sí lo suficiente para provocar que el hombre se abalanzase hacia el azabache, quien le responde con un golpe en el suelo al enterrar su maza. La energía que mantenía el arma se expandió por el suelo a nivel casi estrepitoso, de manera que [...]
KanwulfUlfsson · 26-30
Estaba claro que el arquero priorizaba más a la albina, pues la única flecha fallida de él era aquella que fue destruída con el acero de la maza del jötunn. Mientras este permanece en esa danza entre la espada y la maza, el atacante ocasionalmente se ve aventajado por el tipo de arma que portaba; menos pesada y más fácil de maniobrar que la maza del azabache, sin embago, los golpes del acero negro del risi resultaban tan contundentes que hacía perder el equilibro al hombre con la espada, por lo que se vio obligado a retroceder un poco. Podía escuchar esa contienda entre su acompañante y el pobre diablo que se enfrenta a ella, echando breves vistazos por si requería de su ayuda, aunque no dudó en ningún momento de sus capacidades para mantener la situación a su favor. La manera en la que su atacante brandía la espada para con la albina le resultaba alarmante, especialmente después de aquel casi roce de las flechas. En escasos segundos el varón redirige la vista en torno a su [...]
CC1565781 · 22-25, F
...la daga no le aguantaría mucho.
CC1565781 · 22-25, F
... a todo lo que estuviera más allá de un par de metros. Aunque se había separado de su pareja, sus oídos se mantenían atentos a el choque del acero, dispuesta a usar su magia si el gigante lo necesitaba, cosa poco probable en realidad.
Su enfrentamiento fue mucho menos directo, su atacante era mucho más bajo que ella y en algún momento dudó que fuera un adulto, se movía rápido y esquivaba las estocadas que la pequeña daga le daba. Dos flechas ya le habían pasado por un costado del rostro, suponía que el juego de aquel hombre era distraerla para que el arquero pudiera cogerla de espaldas, hasta que empezó a atacarla en serio; la paciencia ya se había acabado. Había una clara ventaja sobre la albina; ella no conocía el terreno y la niebla vaya que le dificultaba ver donde pisaba, sorprendentemente, aquel ser la estaba haciendo retroceder, las estocadas no paraban y aunque en un principio se había dedicado a simplemente esquivar, ahora le estaba dando de hostias sin parar; la daga...
CC1565781 · 22-25, F
La vista de la albina, limitada a sus capacidades humanas no le había permitido definir por completo de quienes se trataban, pero sí que los había escuchado. Tres pobres diablos que tentaban demasiado a su suerte; no representarían gran problema. Ya había visto antes a su novio invocar aquella maza, no tenía buenos recuerdos de lo que había pasado después, sin embargo, la sonrisa de la albina no se hizo esperar; le emocionaba pelear con el jötunn a su lado, en lugar de contra él. La flecha salió de la nada y aunque no era de sorprenderse, tuvo que admitir que eso le daba cierto nivel de complejidad a la situación. Ante su visión aparecieron aquellas figuras, ningún arco a la vista. Ese cobarde sería de ella, ya lo había decidido. Suponía que no sería necesario que recurriera a Zirael, así que simplemente desenvainó la espada mientras encaraba al atacante que le correspondía. Había varios puntos en contra de la pareja, el principal era la niebla que parecía engullir a todo lo que...
KanwulfUlfsson · 26-30
[...] Kanwulf responde con un bloqueo gracias a los pliegues filosos de su maza y el mango alargado de la misma para contrarrestar el impacto, comenzando así a batirse contra el atacante.
KanwulfUlfsson · 26-30
[...] la flecha impacta en el negro acero de su maza, la cual desprende esa energía púrpura digna de un brujo, aunque no es un conjuro convencional, no para un jötunn. El varón se escabulle lejos de la fisionomía de la albina, no sólo dejando su espacio sino para mantenerla "a salvo". el panorama no pintaba demasiado bien para aquel par, mucho menos en un campo de visión tan reducido donde los golpes podían llegar hasta por la espalda, por lo que Kanwulf se ve obligado a hacerlos salir. Desde las penumbras y cada costado se revelan dos figuras masculinas, con espadas desenvainadas y listas para la circunstancia. Uno del lado donde el azabache, otro donde la albina a quien había dejado casi a su suerte, pero confiando en que tendría para arreglarselas. Divisó al hombre más cercano, quien cauteloso de acercaba al risi (jötunn) e intentó dar un corte horizontal de izquierda a derecha, por lo que [...]
KanwulfUlfsson · 26-30
No creo que sea momento para decidir quién se queda con la gloria. —Su vista se agudiza en el horizonte enigmático. La presencia de tres entidades que erradicaron el sitio eran fácil de percibir para el cazador, quien ladeó el rostro ligeramente tras olfatear por un instante. Sí, definitivamente alguien los acechaba. Ante la espera, el azabache se mantuvo en su sitio, sin embargo la diestra ya comenzaba a hacer de las suyas, esa magia jötnar, misma que comenzaba a manifestarse desde el codo hasta la palma abierta, la cual poco a poco comenzó a empuñar, y un destello púrpura pero débil comenzó a revelarse. Antes que algo pudiese materializarse en la palma de su mano, una flecha sale disparada desde el flanco derecho del jötunn, pero este alzó la mano a la altura del rostro donde el proyectil aparentemente tenía intenciones de dar una estocada mortal. Al momento de alzar su mano, la maza oscura es invocada y con las propiedades que esta le otorga [...]
CC1565781 · 22-25, F
Son por lo menos tres —su mano ya estaba sobre el puño de la daga que descansaba en su cintura. No era problema para ella, mucho menos para ambos, pero aún así, le cabreaba que alguien tuviera la osadía de irse a meter justo con ellos. Además, siempre había la posibilidad de que se tratase de Bonhart. — ¿Tuyos o míos, cariño?.

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