― No soy muy afin a las flores, pero a los cultivos y hortalizas, se me da un poco mejor. De todas formas, agradezco la invitación, espero poder aprender un poco.

Eso es bueno, un hombre con manos rasposas conoce el valor del trabajo duro.
Cuando quiera desestresarse no dude en venir, están por llegar algunos bonsai y arreglarlos es una actividad bastante relajante.

― Si, un poco, no soy un gran aficionado, pero trato de dar cuidado a algunas plantas. No mucho, aunque de tocar mi manos, notará su rasposidad de haber trabajado lo suficiente.

Les gustan las melodías suaves... de eso estoy muy consciente.
Parece tener conocimiento acerca de las flores... ¿Acaso ha trabajado con ellas? Es que no parece un hombre que meta las manos a la tierra...

— Todas son bellas, y todas gritan cuando de improvisto son arrancadas de su felicidad, así mismo... gustan de la música.

N-No lo sabía y creo que no quisiera saber más porque son de las flores más nobles, más bellas...

─ Ya veo. . . ¿Sabías que ellas también gritan?

Sobre todo con los ramos enormes.
Juntamos alrededor de 500 rosas, se entregan, sirven para las fotos y el ramo queda en el olvido...

─ Ese es el problema, se dejan llevar por la novedad de un modo muy breve. Es la falta de cuidado.

Las flores son un obsequio maravilloso aunque su tiempo de vida sea corto y aún más cuando no le brindan los cuidados pertinentes.
Sería mejor regalar semillas pero se necesita mano y espíritu para cultivar vidas tan frágiles como las de las flores...