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As1526751 · M
Parte 1
[code]Era prácticamente imposible resistirse a las deliciosas contracciones que aprisionaban su miembro entre las húmedas paredes que se mantenían en constante roce. Esta deleitable sensación provocaba que sus manos apretaran con más fuerza aquellos bien formados glúteos, delatándole completamente del placer que le ofrecía tan encarecidamente. Tragaba saliva cuando su ajetreada respiración le permitía, pues la misma no era sencilla de mantener regulada debido al mundano entretenimiento que llevaba a cabo. Por instantes, se detuvo para relamer sus deshidratados labios para humectarlos y volverlos dichosos de apegarse contra los formidables atributos que poseía la fémina, y que en ese instante se volverían su aperitivo; un desmedido manjar que devoraría sin escrúpulos. Succionaba los pezones con la suficiente fuerza para no lastimarle demasiado; quería que sintiese una sublime aflicción ante sus impetuosas mordidas que se centraban únicamente en dejarle la marca de sus dientes sobre la areola: un agresivo distintivo que la marcaría como suya, al menos por esa obscena noche.
La fiereza que empleaba en sus arremetidas se volvían cada vez más constantes y frenéticas, llegando al extremo de aplicar una exagerada dosis de potencia que dejaba al aire la idea de querer deteriorar aquella íntima zona para no volver a ser usada en mucho tiempo. A la par, su dedo se incrustaba cada vez más dentro del angosto orificio anal, sintiendo el bochorno que expedía por tan diezmados movimientos unilaterales que sólo eran un litigio para agrandar aquel territorio que se vería envuelto por la lujuria más tarde.
Su impúdica mirada se mantenía atenta a las acciones de su acompañante, pues cada una de ellas era un deleite visual que encendía sus coléricos deseos de profanar íntegramente el cuerpo de la hembra que yacía bajo sus maliciosas intenciones. Los audibles gemidos que arrancaba de la fémina con sus penetraciones se tornaban en un angelical sonido que estimulaba su libido, y no deseaba que el mismo se detuviera por los perceptibles e indecentes quejidos de su acompañante, así que fundió sus labios a los foráneos, y sin ninguna duda, buscó a presuroso la lengua ajena con la propia para abstener cualquier otro sollozo que pudiese escaparse de los labiales femeninos.
La ardiente vagina que se contraía por sus bárbaros placajes lo volvía demente, y ésta misma zona prohibida lo estimulaba con tanta fluidez, que a la par de las demás lascivas acciones que a complementaban la situación; se vería empujado hasta el clímax. Un espontáneo gemido de su parte acompañó a la inmensa porción de semen que salió directamente dentro de la, ya húmeda, vagina para mezclarse con el transparente fluido que se encargaba de lubricar las paredes vaginales. Su respiración se encontraba más agitada, y un suave suspiro escapó de sus propios labiales al despegarlos de los femeninos. Retiró su dedo del orificio anal, siguiendo con la acción para liberarla y dejarla de pie sobre la superficie. Retrocedió un par de pasos para observar la bélica escena donde su miembro, lleno de aquel impío y viscoso líquido que se había generado por la mezcla de ambos fluidos, salía y daba paso al acontecimiento que era denominado como “Creampie”. Sus labios dibujaron una amplia sonrisa en su semblante que desbordaba una inmensa lujuria que aún no había sido saciada del todo, ansiaba obtener más placer de su presa, y sin titubear, la tomó por el hombro con su diestra para voltearla y que le diera completamente la espalda. Relamió sus labiales al ver tan apetecible culo que pronto tomaría, y por la grandeza de los glúteos femeninos, podía imaginar que la experiencia que estaba por vivir sería exquisita. [/code]
La fiereza que empleaba en sus arremetidas se volvían cada vez más constantes y frenéticas, llegando al extremo de aplicar una exagerada dosis de potencia que dejaba al aire la idea de querer deteriorar aquella íntima zona para no volver a ser usada en mucho tiempo. A la par, su dedo se incrustaba cada vez más dentro del angosto orificio anal, sintiendo el bochorno que expedía por tan diezmados movimientos unilaterales que sólo eran un litigio para agrandar aquel territorio que se vería envuelto por la lujuria más tarde.
Su impúdica mirada se mantenía atenta a las acciones de su acompañante, pues cada una de ellas era un deleite visual que encendía sus coléricos deseos de profanar íntegramente el cuerpo de la hembra que yacía bajo sus maliciosas intenciones. Los audibles gemidos que arrancaba de la fémina con sus penetraciones se tornaban en un angelical sonido que estimulaba su libido, y no deseaba que el mismo se detuviera por los perceptibles e indecentes quejidos de su acompañante, así que fundió sus labios a los foráneos, y sin ninguna duda, buscó a presuroso la lengua ajena con la propia para abstener cualquier otro sollozo que pudiese escaparse de los labiales femeninos.
La ardiente vagina que se contraía por sus bárbaros placajes lo volvía demente, y ésta misma zona prohibida lo estimulaba con tanta fluidez, que a la par de las demás lascivas acciones que a complementaban la situación; se vería empujado hasta el clímax. Un espontáneo gemido de su parte acompañó a la inmensa porción de semen que salió directamente dentro de la, ya húmeda, vagina para mezclarse con el transparente fluido que se encargaba de lubricar las paredes vaginales. Su respiración se encontraba más agitada, y un suave suspiro escapó de sus propios labiales al despegarlos de los femeninos. Retiró su dedo del orificio anal, siguiendo con la acción para liberarla y dejarla de pie sobre la superficie. Retrocedió un par de pasos para observar la bélica escena donde su miembro, lleno de aquel impío y viscoso líquido que se había generado por la mezcla de ambos fluidos, salía y daba paso al acontecimiento que era denominado como “Creampie”. Sus labios dibujaron una amplia sonrisa en su semblante que desbordaba una inmensa lujuria que aún no había sido saciada del todo, ansiaba obtener más placer de su presa, y sin titubear, la tomó por el hombro con su diestra para voltearla y que le diera completamente la espalda. Relamió sus labiales al ver tan apetecible culo que pronto tomaría, y por la grandeza de los glúteos femeninos, podía imaginar que la experiencia que estaba por vivir sería exquisita. [/code]