Hace cinco años el revuelo del ganso fue un gran problema, muchos decían que era una mentira, una simple leyenda pues como era posible que un ave robara armas pero ahí estaban, frente al animal que por mucho tiempo angustio a los estudiantes y junto a ellos, al menos, debía darle un fin a todo esto. —Llamen a Claude, debemos preparar una trampa para atraparlo. Hemos visto que es más listo de lo que creíamos, no podemos subestimarlo. — Añadió con firmeza, extendiendo su mano para sujetar la daga que el noble Blaiddyd le ofrecía.

Parpadeó un par de veces antes de ponerse de pie, sostuvo la daga que por fortuna le arrebatara al pato, y terminó por girarse en dirección a donde ahora aquel animal se encontraba. ¿Cómo es que con los años seguía siendo tan... Astuto y veloz para lograr engañar y "vencer" a dos de los regentes más fuertes de Fódlan? Cerró los ojos, con fuerza, y terminó aceptando la tela que la Emperatriz le ofreció. Detestaba recibir su ayuda, pero la cicatriz de su ojo, suturada de una forma pésima, ameritaba ceder.— Hace años hurtaba las armas de Garreg Mach, debemos asegurarnos que no tenga una reliquia en su poder. —Habló con cierto estrés en su boca, ese que le obligaba a presionar los dientes entre cada pausa al estarse colocando el nuevo parche.— Vayamos por Claude, es hora de ponerle fin a esta ridiculez. Profesora, ¿nos acompañas? —Inquirió y poco después le ofreció la diestra en conjunto a la daga.

Llevó una de sus manos a sus labios, emitiendo un sutil sonido de sorpresa al ver como Dimitri fallaba estrepitosamente en la captura del ganso y no conforme, el animal le arrebató el parche del ojo que le faltaba. —¡Como te atreves!— Exclamó. —Si alguien va a arruinar la vida de Dimitri no vas a ser tú.— Después de burlarse de su maestra el animal graznó hacia la dirección donde se encontraba la Emperatriz. El mismo sonido agudo y molesto que provocó que Edelgard frunciera el ceño. Tratar de lanzarse encima de él y atraparlo no era una opción, era -extrañamente- bastante rápido y mientras decidía qué hacer el animal movía la cabeza sacudiéndola y destrozaba el parche del Rey. —No vamos a lograr nada de este modo. —Tomó su capa y arrancó un buen pedazo de la tela roja rasgándola al estirarla con sus manos, se la extendió a Dimitri, al menos podría usarla como un 'parche' provisional. —Necesitamos a Claude.

No hizo nada desde su posición, solo observaba la forma en la que sus alumnos luchaban por atrapar al ave, incluso pudo escabullirse defendiéndose de Dimitri. Llevó una mano a su frente y negó con su cabeza. Apenas dio un par de pasos hacia el ave este comenzó a correr nuevamente al extremo contrario provocando que suspirara pesadamente. — ¿Te estás burlando?... - señaló al animal el cual graznó. —Tomaré eso como un si...

Frunció los labios en una áspera mueca de desagrado. ¿Es que no podía dejar de compararlo con animales así? Cerró el ojo, harto de su actitud, y volvió a abrirlo para enfocar al ganso. En otras situaciones, habría parecido ridículo unir las fuerzas de un reino e imperio para dar caza a una bestia pequeña, pero estaba armado. Y era astuto. Tan astuto que había pasado entre sus pies al intentar escapar, gruñó, por la ineptitud que experimentó, pero no tardó en girarse para lanzarse sobre el ganso. Con la mano izquierda le sujetó la pata izquierda, y su mano derecha buscó tomar la daga por el mango y así lo hizo... Hasta que el pato graznó agitando las alas por libertad en desesperación, misma que se manifestó en el picotazo sobre su ojo, el parchado. El instinto le obligó a soltarlo y poner la izquierda sobre la herida, pues el animal ahora sostenía el parche con el pico.— Maldita bestia.

—No tanto como tus pasos de hipopótamo.— Por lo bajo hizo un suave sonido de hartazgo. —No te preocupes, Maestra, hemos enfrentado a peores enemigos que un pato... ganso, lo que sea.— No pudo evitar un pequeño respingo cuando el animal graznó hacia ella. Era un pato armado, quién sabe de lo que sería capaz. —Pero es el momento de que vea su final.— Las cocineras estarían felices al respecto, eso era seguro, sin embargo cuando estaba a punto de atacarlo el animal salió corriendo despavorido, colándose entre las piernas del león y rasgando su capa con la daga en el proceso para abrirse paso. —¡Dimitri, el ave!

— Un ganso... ¿No son agresivos? — quizás lo único que lograría en ese momento era alimentar la angustia de sus alumnos pero justo como ellos lo indicaron permaneció en su lugar. El ave se giro haciendo frente al león emitiendo de nuevo un graznido sin soltar la daga después miró a Edelgard e hizo lo mimo dando un par de pasos hacia ella.

— No es como si tu grito no lo hubiese alertado ya. —Sacudió la cabeza en negativa y puso el ojo en blanco al mismo tiempo, la detestaba por creer tener la razón cuando en realidad no distaban de causar un escándalo... Los dos. Todo por un simple animal.— Es un pato y está armado, maestra, no puede tomarse tan a la ligera. Debemos eliminarlo... Hasta la última pluma. —Tensó el cuerpo, justo en el momento que se detuvo ante la mirada y el nuevo sonido que el animal emitió.— Tú por el ave, yo por la daga. Maestra, atrás.

—Dimitri, eres despreciable. Y si lo que querías era provocar al pato lo vas a lograr. Tienes la sutileza de un elefante.— Aunque ella tampoco era muy diferente, el metal de la armadura que usaba con su vestido imperial sonaba a cada paso por más cuidado que quisiera tener. —Calma, maestra.— Dijo al detenerse un segundo, con voz pausada y tranquila. —Nosotros acabaremos con esta amenaza, por ti y por el Imperio.

Sigue observando, no entiende porque tanto problema. —Esto debe ser alguna broma, no se lo tomen tan enserio... Déjenlo ser, es solo un pato. — señaló al animal el cual graznaba aún con la daga en el pico.