Nacieron en un mundo que nos parece irreal, hijos de laboratorio en la era digital. Ellos viven conectados a su realidad virtual y su vida verdadera siempre quedará detrás. Si ya no importa la escuela, ¿para qué van a estudiar?. Si nadie quiere luchar…¿contra quién se va a rebelar?. Nadie se levanta porque no lo han hecho aún, porque estos chicos no encuentran ni siquiera una meta en común. Y según pasan los años peor es la situación, filmarse haciendo daño, matar por diversión.