El "Ave Satani" resonaba con el eco de una voz masculina muy baja, cuyo tono era tal que parecía hacer vibrar un poco el suelo y las paredes, creando un titilar de la tenue luz de las velas que adornaban el pentagrama creado con sangre de cordero en el suelo. Bundor Valtare, un brujo con vasta experiencia en las artes oscuras y el satanismo, recitaba con el pecho rebosante de fascinación, encomendándose a su Señor Oscuro. Aquel rito tendría por finalidad la invocación de un alma en pena. Absorto en su cometido, no se percató de la presencia de un ente externo, alguien que no debería estar ahí.
-La chica miró el camino de la lata hasta que sus ojos dieron con aquel cadáver totalmente asqueroso. Su expresión cambió totalmente, sus ojos al igual que su boca se abrieron como plato mientras su piel se erizó por completo, estaba a punto de gritar de espanto pero su voz por tanto miedo no salía, sus piernas temblaban y de un momento a otro cedieron ante la impactante escena que estaba frente a sus ojos, cayendo sentada con sus extremidades a sus costados y por su supuesto, sus manos acercándose poco a poco hacia su rostro. Supo que estaba tratando con un psicópata, necesitaba irse de allí pero se encontraba sumamente shockeada, aunque al escuchar esa fría y espeluznante voz por parte del hombre, poco a poco fue girando la mirada, asumiendo que sería la siguiente victima.- Y-y-y-y-yo... -Pronunció torpemente mientras sus ojos se posaron en el hombre quien se acercaba, causando que su corazón se acelere rápidamente de la adrenalina y miedo que sentía.-
