El "Ave Satani" resonaba con el eco de una voz masculina muy baja, cuyo tono era tal que parecía hacer vibrar un poco el suelo y las paredes, creando un titilar de la tenue luz de las velas que adornaban el pentagrama creado con sangre de cordero en el suelo. Bundor Valtare, un brujo con vasta experiencia en las artes oscuras y el satanismo, recitaba con el pecho rebosante de fascinación, encomendándose a su Señor Oscuro. Aquel rito tendría por finalidad la invocación de un alma en pena. Absorto en su cometido, no se percató de la presencia de un ente externo, alguien que no debería estar ahí.
-Hacía ya rato la chica vagaba por los alrededores, en busca de un lugar seguro para dormir, luego de ser perseguida por los asesinos de sus padres. Se la veía bastante agitada, cansada y con sus párpados rojizos, paspados de tanto llorar sus pérdidas, además de las fuertes emociones vividas por ese acontecimiento. Realmente no sabía donde ir, más porque aún estaba siendo buscada y su cabeza ya tenía un precio bastante elevado por lo que había escuchado en uno de sus suertudos escondites. Sin darse cuenta había llegado a un extraño lugar, del cual no tenía idea de donde estaba o mismo como había avistado ese sitio, pero lo que si estaba segura era que nada bueno saldría de allí. Ese círculo extraño junto a ese hombre de apariencia tétrica dejaban mucho que desear, debía salir de allí antes de ser descubierta, pero su mala suerte hizo presencia en esos instantes tras patear una pequeña lata, cuya resonó de manera metálica en un eco.- . . . Ay no.
