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About Me
About Me
Nombre de origen: Cristino Sabatini
Nuevo nombre: Bundor Valtare
Edad: 576 años
Edad de su cuerpo actual: 28 años
Nacionalidad: Italiano (en ese entonces, República de Florencia)
Raza: Humano
Clase: Brujo
Tipo: Mago support
Orientación sexual: Heterosexual
Estatura: 1.93 cms.
Peso: 85 kg.

[b][center]Descripción física:[/center][/b]

Cristino era un niño de rubia cabellera risada, grandes y bondadosos ojos azules, tez blanca y mejillas sonrosadas, de contextura regordeta y adorable voz angelical.

Posteriormente, siendo ya Bundor Valtare, pasó por diversos cuerpos, de distintas etnias, siendo el actual el de un hombre italiano de cabellera lisa y castaña, que tiende a usar ligeramente larga, a veces hasta los hombros; sus ojos son de color café rojizos, bastante expresivos; su tez es trigueña y tersa, tiende a dejarse crecer la barba; su cuerpo es atlético-musculoso, de 1.93 metros de altura.
Posee una gran fuerza y resistencia física, misma que puede incrementar gracias a su magia.
Su voz es algo grave, más mantiene el acento cálido y rítmico de los italianos.

Gusta de vestir gabardinas y botas de cuero, o bien, ropa algo más formal. No suele usar objetos de valor económico, más sí utensilios mágicos, tales como anillos, colgantes, o cualquier amplificador de magia, sin importar su diseño o belleza.


[b][center]Personalidad:[/center][/b]

Bundor es un hombre corrompido desde su infancia temprana, sometido por su madre adoptiva y presa de sus ideales y deseos. El haber sido duramente educado en el satanismo -con todas las aberraciones que ello significa -, sin permitírsele vivir con libertad ni tener sus propios proyectos y metas durante muchos años, ocasionaron que desarrollara síndrome de estocolmo, además de una enfermiza relación de dependencia ambivalente entre el amor y el odio, hacia su madre.

Siente rechazo por el sexo y el amor de pareja, considerando al primero nada más que como una herramienta para rituales satánicos, y al segundo, como algo totalmente innecesario que, en realidad, no logra comprender, puesto que jamás se ha enamorado.

Tiende a ser algo callado y bastante reservado, aunque a veces saca a relucir un humor bastante particular y retorcido, siendo frecuente que la desagracia ajena le cause cierta gracia. No considera mayor aliados o compañeros más que a su madre, pero está dispuesto a formar equipo con otras personas, especialmente si de trabajo se trata.

Es bastante imperturbable, rara vez se molestará con alguien, dando la apariencia de que nada le afecta. Sin embargo, todo lo relacionado a su madre puede alterarlo, ya sean los retos u órdenes que la pequeña salamandra le dé, como situaciones en que ésta se halle en peligro. Del mismo modo, no dudará en ofrecer otras vidas a cambio de la de Eligia, en caso de ser necesario, para salvarla o protegerla de cualquier amenaza, a pesar de sentir, en muchas ocasiones, que la odia. Otra de las cosas que lo perturba y enoja, es que lo presionen en cualquier ámbito sexual, ya sean coqueteos o algo mayor. En ambas ocasiones (temas relacionados a su madre o al sexo), Bundor probablemente reaccione de forma física y verbalmente violenta; no dudará en maldecir o golpear a quien le haya ofendido, siendo bastante agresivo.

No tiene gran apego por lo material, ni por nada en particular, más que el conocimiento y sus instrumentos mágicos. Así mismo, ha vivido casi toda su vida como nómada, por lo que no se considera parte de ningún lugar.

No mantiene códigos de honor, siendo un fiel adepto al satanismo y a Lucifer, como su único y fiel amo.

[b][center]Historia:[/center][/b]

Nació en el La República de Florencia, en el año 1443. Perteneció a una familia de cristianos quienes lo educaron desde su nacimiento para ser sacerdote, por lo que entre sus actividades cotidianas estaban el ayudar en la restauración de pergaminos con escritos bíblicos y en preparar el altar para la Santa Misa.

Cuando Cristino tenía 9 años de edad, una bruja llamada Eligia Valtare y su aquelarre llegaron al pueblo donde el niño vivía. Tras asesinar a todos los adultos a modo de sacrificio para sus celebraciones, raptaron a los niños, tomaron a los animales y quemaron la aldea. Cristino fue uno de los muchachos cautivos por el grupo satánico, pasó sus días en una jaula, viendo como los demás niños eran empleados en experimentos fallidos, convertidos en quimeras e incluso comidos. Cada noche rezaba, buscando que su Padre Celestial se apiadara de él y lo salvara o incluso, le diera el descanso eterno permitiéndole ir al Cielo a su lado. Sin embargo, los ruegos del niño no fueron escuchados por Dios, sino por el rey de la oscuridad.
Asombrados por la fortaleza de Cristino, quien permaneció con vida en su jaula a pesar de no haber ingerido casi alimento, Eligia decidió convertirlo a su aquelarre, por lo que debía ser iniciado luego del ritual para corromper su alma cristiana. El ritual consistió en sacrificios humanos y animales, una orgía satánica y la violación del niño de parte de la bruja, frente a una enorme hoguera junto al cuerpo en llamas de una virgen (quien se utilizó para el sacrificio). Cristino vivió con terror el ritual, sin comprender lo que le ocurría, percibiendo la ceremonia como un sin fin de gritos, música espeluznante, sangre, olor a carne quemada y sensaciones físicas nunca vividas pero siempre condenadas por la Santa Iglesia. Aún así, al amanecer, luego de todo el calvario, continuaba fiel a sus creencias, razón por la que el ritual debió repetirse hasta cinco veces, hasta que por fin el alma del niño cristiano se rindió. La perseverancia de Cristino, lejos de enojar a Eligia, la hizo apreciarlo más y, en cierto modo, le generó un enfermizo cariño, por lo que adoptó al muchacho como su hijo y amante para rituales, cambiándole el nombre a Bundor y otorgándole su apellido.

Cuando Bundor alcanzó los 12 años y tuvo su primera polución, la bruja supo que el participar de las orgías significaría un riesgo, y es que ella jamás deseaba parir, ya que consideraba que el embarazo vuelve a las mujeres sumisas y les roba el destino, para ponerlo en manos de otra vida. De este modo, aunque el muchacho imploró piedad, su fertilidad fue extraída por medio de una pócima y una maldición. De este modo, tras ser utilizado para rituales satánicos y los aberrantes placeres de Eligia, Bundor creció con una percepción desfavorecedora del sexo, generándole repulsión.

El resto de sus años los pasó aprendiendo magia negra, fortaleciendo su alma al servicio de Satanás y trabajando para el aquelarre.
Cuando tenía 50 años, su cuerpo ya empezaba a estorbarle; no era tan resistente y había comenzado a padecer dolores de hueso. Fue cuando Eligia le enseñó una de sus mayores especialidades en magia negra: el traspaso de almas. El hechizo consistía en expulsar un alma de su cuerpo y traspasarlo a otro recipiente vacío. El cuerpo que se abandonaba, moría, así como el alma del recipiente que se utilizaría; era un sacrificio físico y espiritual que la misma Eligia había realizado durante cientos de años para no perecer jamás. Así, Bundor cambió de cuerpo cada vez que enfermaba de gravedad, envejecía o era herido con riesgo vital en alguna batalla.

Cuando Bundor habitaba su cuerpo actual, una organización inquisidora, encargada de dar caza a las brujas, los encontró, asesinaron al aquelarre y capturaron a Eligia. Bundor logró escapar de la organización y, en cierto modo, de la presión que significaba pertenecer al aquelarre y al yugo de su madre. Pensó huir, empezar una vida de cero con los conocimientos que tenía, más cuando iba a dejar el pueblo, escuchó a la horda de personas vitoreando la hoguera en la que su madre estaba siendo quemada. Fueron segundos decisivos, los gritos de Eligia le erizaron la piel, quería que muriera y ser libre, pero ya había pasado tantos años junto a ella, que no había vuelta atrás. Realizó el hechizo para cambiar el cuerpo de su madre al de una de las pueblerinas presentes, más su prisa por conseguirlo fue tal, que el intercambio resultó mal y el alma de la bruja quedó encerrada en el pequeño cuerpo de una salamandra. Hasta la fecha no han conseguido revertir el hechizo, y si bien se desconoce la razón de ello, Bundor sospecha que inconscientemente, a la hora de conjurar, deseó con todas sus fuerzas que Eligia no volviera, motivo por el cual no ha podido volver a ser humana, permaneciendo encerrada en un cuerpo bastante más inofensivo, a pesar de aún ser capaz de hablar y realizar algunos hechizos.

Al poco tiempo de los sucesos que significaron el exterminio de su aquelarre, Bundor y Eligia descubrieron que una de las familias más antiguas con quienes tenían alianza, los Dahl, los habían traicionado, siendo ellos los causantes de la perdición que los acontecía actualmente.
Los Dahl eran una familia remontada al tiempo de los zares, habían establecido un acuerdo con los Valtare, especialmente con Eligia, prestándoles servicios a cambio de que la bruja les asegurara la inmortalidad mediante el traspaso de almas. Sin embargo, haciendo uso de sus habilidades de Recolectores, robaron las habilidades de Eligia y decidieron matarla, acusándola a la organización de inquisidores. Esto generó el odio de Bundor hacia dicha familia, especialmente hacia Nadir, el heredero que adquiriría las habilidades del traspaso de almas.
Decidido a tomar venganza, Bundor se enfrentó a Nadir, perdiendo en el duelo y siendo sexualmente humillado por éste -quien estaba al tanto de los traumas del Valtare-, mediante un intento de abuso sexual. El brujo consiguió defenderse a duras penas y librarse de la violación, más su orgullo y estabilidad emocional quedaron fuertemente dañados. Cada vez que ve o sabe algo de Nadir, se altera de sobremanera, jurando darle muerte alguna vez.

[center]--Continuará--[/center]


[center][b]Habilidades: [/b][/center]

En temáticas de lucha, Bundor se caracteriza por utilizar magia de soporte -amplificación de las habilidades ajenas y propias, incremento de resistencia, aumento/disminución de vitalidad- y de aguante (tanque), por lo que, a pesar de ser un mago, cuenta con una fuerza (proveniente de su magia, más que de su cuerpo, considerando que puede cambiarlo) y resistencia física prodigiosa, empleando habilidades mágicas de endurecimiento de piel, músculos y esqueleto, además de un hechizo que le permite anular el dolor por algunos minutos.

[u]Hechizos:[/u]

Indurire: Conjuro capaz de permitirle endurecer su piel, músuculos y huesos, por un periodo de quince minutos.

Indolore: Habilidad que le otorga la capacidad de dejar de sentir dolor durante quince minutos, con fines de continuar luchando.

Usurpatore: Se especializa en el cambio de cuerpos propios y ajenos, siendo capaz de transferir el alma de un cuerpo a otro. Este hechizo sí o sí requiere del sacrificio del cuerpo que se dejará y del alma del nuevo cuerpo que servirá de recipiente vacío.

Exorcismo: Aunque rara vez lo realiza, Bundor es capaz de extraer demonios u otras entidades "malignas" del cuerpo afectado.

Inserimento: Lo contrario al exorcismo; es capaz de ofrecer a demonios u otros seres, albergar el alma de otra persona o animal, a cambio de algún trato o pago.

Scudo di Lucifero: Conjura un campo de energía capaz de protegerlo a él como a cinco seres vivos más, que se hallen a su lado. El escudo no es eficaz contra ataques psicológicos. La cantidad de ataques que soporte dependerá del ataque y del nivel del contrincante.

Aiutare: Hechizo capaz de invocar a algún demonio, troll, esbirro o entidad que luche en pro de los ideales de Satanás, para prestar sus fuerzas en una batalla. El nivel de criatura que pueda invocar, dependerán del nivel de magia y vitalidad que Bundor mantenga.

Gigantus: Capacidad de incrementar el tamaño y las habilidades mágicas de su madre. Puede pasar de mantener su estatura natural de salamandra, al de un cocodrilo. Y sus habilidades mágicas pueden ser las que tenía en antaño cuando era una bruja humana. El hechizo tiene una vigencia de cinco minutos.

[b]Gustos:[/b]

-El tabaco.
-El opio, marihuana, ayahuazca, peyote y otras drogas naturales.
-Los vegetales y legumbres.
-La música celta.
-La música satánica.
-El rock, el metal y varios derivados del género.
-Las fiestas paganas.
-El café.
-Su madre.
-La música clásica.
-Tocar piano y violín.
-La magia.
-El satanismo.

[b]Disgustos:[/b]

-El sexo.
-El alcohol.
-La carne.
-Su madre.
-A la familia Dahl, especialmente a Nadir Dahl.
-Perder.
-Ser humillado.
-Recibir órdenes que no sean de su madre.
-Los caprichos de su madre.
-Las relaciones románticas.
-Los bebés/niños (porque él no puede tenerlos).
-El cristianismo y todo lo que tenga que ver con Cristo.

[b]Extras:[/b]

-Es vegetariano, más consume carne o sangre solo para rituales.
-Como solo considera el sexo como una mera herramienta satánica, tiene problemas de erección, por lo que debe beber una pócima vasodilatadora (similar al viagra) para poder intimar.
-Padece claustrofobia desde niño, tras haber vivido semanas dentro de una jaula.
-Sufre de visiones apocalípticas que no siempre se hacen realidad.