—Peleador profesional... Eso suena a una profesión bastante interesante, de joven quería hacer algo así...pero solo me dió para estudiar leyes— Se detuvo un poco para poder visualizar mejor al menor —¿Enserio?... Bueno, no me molestaría verlos en este momento sinceramente—
**Mientras caminan, escucha atentamente a su primo acuático y, cuando señala la vida acomodada que tienen, impresionándose con la edad; el pelirrojo acentúa su sonrisa, para responder con despreocupación.** Bueno, admito que somos bastante talentosos en lo que hacemos. Yo soy un peleador profesional, si gustas, más adelante te enseño las medallas, cinturones y trofeos que he ganado.~
—Bueno esa idea no me parece del todo mala... Creo que si debería relajarme aún que sea un poco— Era muy consciente que en esa casa solo había jóvenes y que realmente sería difícil tener una conversación adulta pero estaba dispuesto a seder un poco —Es increíble que siendo tan jóvenes haya tanto presupuesto por aqui—
Claro, vamos.~ **El pelirrojo sigue sonriente, a la contestación del mayor. Aunque para él, la seriedad no es algo que le asuste; más bien, le intriga. Es entonces que se levanta, y haciendo un ademán de invitación al hombre, exclama.** ¡Vamos! Y sirve que bebemos algo en la cantina de la casa.~
A... Sería bueno, no conozco la casa en general así que... —Su tez sería no cambio de expresión pero su voz se hizo un poco más suave para no asustar al menor — ¿Podrías darme el honor de acompañarme?, No quiero terminar en la habitación equivocada o en una zona prohibida por alguno de nuestros hermanos—
