[code]—Humano... —volvió a poner la moneda en su sitio y reintentó levantarse, esta vez las piernas la soportaron más, pero se tambaleó levemente hasta sostenerse de la pared rocosa. Debía elegir con cuidado sus palabras. El idioma humano parecía ser más basto de lo que conocía... Y en su mayoría solamente sabía decir palabras amenazantes, repetir preguntas que ya le habían hecho, etc. Tragó saliva y lo miró a través de la cortina purpura de los mechones de pelo que le colgaban por el rostro. Había algo que quería comentarle y eso era—: ¿por qué...?, ¿por qué me... Liberassste? [/code]

[code]—¿Eh? —repitió cuando la tela cayó sobre sus cabeza y le semi cubrió los hombros y la espalda. ¿Por qué necesitaría ropa? Su piel antes se veía cubierta por la de su lado reptil, al menos en ciertas partes. Desconocía lo que era el pudor. Ni siquiera entendía el motivo por el que los humanos se cubrían de esas envolturas feas que tenía que retirarles porque eran difíciles de digerir.

Pero eso no fue lo último que le dijo. No. La dejó aún más confundida al darle ese morral con cositas que sonaban "tirin, tirin". Besteit negó con la cabeza y lo abrió para extraer una. No parecía ser comida.[/code]

[code]— ¿Eh? —su mirada perdió la severidad de antes y se tornó distinta, con tintes de duda, de asombro, de la inocencia de un animal perdido. "Libre", había escuchado esa palabra antes. Ellos gritaban que querían ser libres justo antes de que Besteit los destazara, así que parecía ser algo importante que se les arrebataba al tenerlos capturados. Entonces era cierto, podía salir... ¡Podía salir! La emoción le duró un segundo, pues el miedo y la duda vinieron despues. Se miró a sí misma, menor estatura, lastimada; los humanos venían de fuera para tratar de asesinarla, así no era rival para sus armas.

Se mantuvo pensativa cuando él posó su mano en ella. Ni siquiera se inmutó, aunque sí que sintió un cosquilleo cuando la luz iluminó el lugar y su cuerpo pareció regenerar la herida y otras cosas que jamás había sentido en unas extremidades que no había tenido. [/code]

[code]Dentro yacían un par de monedas de oro, varias de plata y bastantes de cobre. Para ese momento, una duda surgió.— ¿Conoces su valor? —inquirió. Haber vivido dentro de esa cueva podría ser controversial para una vida lejos de ahí.[/code]

[code]Con paso lento se acercó hasta hincarse a un costado de ella, notando el rostro hundido en nuevas sensaciones y emociones; conocía muy bien el sentimiento.— Te haré el mismo hechizo que conjuré en mi cuerpo, así que no te muevas. —advirtió y colocó la diestra sobre la cabeza ajena. Nuevamente, con más seguridad y cuidado en la potencia, recitó el hechizo para curar la herida. Sin embargo, la verdadera intención era reforzar los músculos en las nuevas extremidades para que aguantaran el peso sin problema. Un nuevo destello invadió la caverna y cesó más rápido que el primero.

— Como dije, eres libre. Aunque lo primordial será que consigas ropa. —se colocó de pie y retiró la túnica que vestía para dejarla caer sobre el cuerpo femenino. Seguido, le entregó un pequeño morral lleno de monedas.[/code]

[code]Un pesado y áspero suspiro fue dado ante la seguridad de no haber estropeado todo. La tensión que vivió antes se esfumó e inconscientemente entonó la sinfonía de una canción inexistente para ese mundo.— 'Cause there's magic in my bones. —la letra escapó de su boca y pudo haber continuado con la estrofa, demostrando el conocimiento de un idioma desconocido, pero fue ese preciso momento en que la antigua bestia decidió hablar. Y un silente momento fue lo que entregó ante las palabras ajenas.

¿Qué hacía aún ahí? Él esperaría que hubiese escapado; demostrar la intención de preservación que a él le faltaba. Movió la cabeza y dirigió la vista sobre la mujer, observando la herida que se causó por ingenuidad. Ahí fue que resolvió la duda.— Eres libre. Puedes ir a dónde quieras. —sentenció el nuevo destino que le esperaba.[/code]

[code]Sus ojos se abrieron enormemente al notar el color carmín cuando se limpió con las yemas de sus dedos. Ella jamás había sangrado antes... Y lo que había en su interior era como lo que sacaba de ellos. ¿Por qué? Una duda que no tuvo el valor de expresar. [/code]

[code]Más temprano que tarde el destello desapareció, mostrando que lo único que había cambiado era el porte del humano, quien ya no parecía doblarse de dolor. Se había curado a sí mismo.

—Sssalir —el siseo sonaba menos suave desde que su cuerpo había cambiado. Con una lengua más gruesa era muy difícil de hacer sin que soltara un poco de saliva—. Humano... ¿Qué me hicissste?, ¿puedo... Ssalir?, ¿qué eresss?

"Qué" en lugar de "quién", no todo era perfecto en el lenguaje comprendido por una bestia. Imitando lo que vio, intentó ponerse en pie para poder encararlo cuando le respondiera; odiaba verlo desde abajo. Ahora sabía lo que sentían sus bocadillos. Desafortunadamente sus piernas no eran fuertes y la hicieron caer de rodillas, lastimandose así la piel con las rocas y moviendo levemente de sitio los mechones que cubrían anteriormente sus pechos. Emitió una mueca de dolor y se quejó antes de notar leves gotas de sangre que salían de la raspadura. [/code]

[code] Era la primera vez que escuchaba por decisión propia y en una pseudo calma las palabras de un intruso en su cueva, por lo que le fue difícil decidir cómo debia reaccionar; sin embargo, frunció el ceño como reacción inmediata a la expresión que él le había lanzado. Casi parecía ser una infante copiando el rostro de otro niño para regresarle la misma "grosería".

Besteit estuvo a punto de arrastrarse en el sentido contrario cuando la luz iluminó su perpetua oscuridad. Pensó de inmediato que él al fin se estaba preparando para atacarla y se maldijo por no haberle dado muerte mientras él yacía sin consciencia; empero, su movimiento fue torpe e impreciso, haciéndola caer de espaldas y obligandola a contemplar su suerte. Una que nunca había tenido antes. [/code]

[code]— Podrías tener un poco más de cuidado. —la expresión se tornó como un regaño, se encontraba así de mal por culpa de ella. Podría haber continuado con el reproche, pero zanjó rápido el tema y continuó a lo suyo.

Se colocó de pie como pudo, intentando no moverse de más para no perforar sus órganos con las costillas rotas.— Lunahaen; fuae-ku-de raahaem, jaeeay-deaem ah-haahn-kukoh —la palma había sido colocada nuevamente sobre su tórax, esperando que de esa forma el hechizo entendiera la zona afectada. La creación había sido todo un acierto, pero la potencia no fue ajustada correctamente por lo que un fugaz destello surgió de su cuerpo.

Una vez cesó la luz y la oscuridad retomó su posición, Eien seguía de pie y sentía su cuerpo vigorizado. La curación fue más allá de la estimada, restaurando hasta la fatiga muscular.[/code]