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Desde que había Sido transferida a ese país no había dejado de sorprenderse con la gente rara que había ahí, mas aún cuando estaba investigando esos dones que ellos llamaban venían de un milagro y todos estaban conectados, la heroína en aquellas ropas simples de calle observaba al hombre con la cubeta en la cabeza y comienza a reír, mostrando en su índice unas ondas de color dorado y con ella rompía con suma facilidad una tabla que se encontraba mal puesta sobre su cabeza, como una de las trampas para que nadie se acercase a su guarida.

— Aunque pudiesen todo su esfuerzo no podrían impedir que entrase en cualquier lugar. Señor Hernando, sigo esperando por lo de la repisa, me dicen que eres bueno en eso, o, ¿Es Jorge? Lo olvidé
Bro1580483 · 41-45, M
Atónito, ojiplático. ¿Cómo aquella chica transgredió la seguridad de su guarida? ¿Era otra Madrigal, acaso? Sus hermanas parecían haber estado muy ocupada fabricando de esos. Pero era distinta a todos. ¿Sería un espectro, se habrá intoxicado con las sobras de hoy? Con un mohín de disgusto, se colocó un cubo metálico en la cabeza y fue a mirarse a un espejo roto y mohoso. — Muy bien, Hernando, tenemos que hablar sobre las brechas de seguridad, creo que tú y Jorge pueden esforzarse más. (?)
— Señor Bruno, vengo a pedirle a Hernando que me arregle una repisa (?)

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