*Haría en esos instantes una sublime y dificultosa reverencia al frente de aquel joven de azabache cabellera, claro sin responder a la pregunta de aquel, sin atreverse siquiera a mirarlo fijamente con esos orbes jade, pues Tomoko es una chica que no suele hablar mucho, siendo incapaz de expresarse tanto en modo oral o por algún gesto sobre su semblante tímido. ¿De qué manera podía decir que se había perdido?, que no sabía dónde se encontraba, o peor aún, siquiera tiene la menor idea del cómo llegó ahí, ya que ella se dirigía a su hogar después del aburrido y monótono día de escuela.*