-No dudó ni por un segundo en corresponder a su beso, sabía y extrañaba sentir aquella fría unión, se sentía tan bien poder tocarle una vez mas, posó ambas manos en las mejillas del chico para aferrarse más, hundió un poco sus uñas en la blanca piel ajena haciéndole algo de daño pero sin sobrepasarse. Como siempre el calor de su cuerpo iba subiendo poco a poco haciendo también que su saliva volviese a derretirse, su mirada volvió a los ojos ajenos cuando este se separó y le mostró la lengua.- No puedo evitar que me gustes tanto, eres un enfermo de mierda.